jueves, 31 de enero de 2013

ACCIÓN MORTAL

NOTA: Aunque en este relato hay algunos hechos  y datos reales, todo lo demás es ficción. No hay nada real en lo que sucede en este relato, pero lo que narro son hechos que podrían ser posibles en cierto sentido.

Un mes antes, Londres, Inglaterra...

- ¡Dimito!- fue lo que dijo Edward antes de irse de allí-. Necesito calma, tranquilidad, no puedo colaborar en este momento como usted me pide.

Se encontraban en la Parroquía de Stratford y Edward hablaba con el sacerdote que llevaba la parroquia.

- Edward, necesito tu ayuda en ello. Necesito tu apoyo. No hay mucha gente para colaborar, ya lo sabes.
- Mira. Yo también tengo que realizar mis trabajos y mis estudios, quiero entrar este año en Hacienda, y necesito centrarme TOTALMENTE en ello. Y, no puedo centrarme si estoy seguido haciendo multiples colaboraciones, ¿porqué cree que hice la lista completa de lecturas para todo el año para la gente de la Kings Cross Society? No puedo seguir así. No puedo más. Estoy colaborando en demasiadas cosas y quiero centrarme en las que me pueden reportar algo.
- Y, ¿cuáles son esas actividades?
- La principal, mis estudios para entrar en Hacienda. La segunda, mis trabajos como escritor y comentarista literario. La tercera, mis trabajos como ilustrador...
- Pero Edward si como ilustrador no cobras nada por tus dibujos.
- ¡Cómo quiere que cobre algo! Me había salido un trabajo para hacer la portada de un libro antes de Navidades, pero entre peticiones de ayuda para tal y cuál cosa de unos y otros no la he podido acabar en los plazos estipulados y la tendré que entregar gratis. Además estoy indignado con algunas cosas que he visto. Soy pacífico, soy paciente, trato de ayudar siempre que puedo en todo lo posible... Pero, ahora todo ello me está afectando anímicamente. NO estoy rindiendo, y necesito rendir y estar preparado para esos exámenes. Los examenes van a ser en Julio o Septiembre, aún no lo sé seguro, pero lo que sí se es que necesito que NADIE me moleste.
-¿Qué vas a hacer entonces?
- Me voy de viaje a Hispania. Quizá haga el Camino de Santiago o simplemente me vaya de un sitio a otro... Volveré para los exámenes. Hasta entonces no existiré para nadie.
- Creo que te equivocas en lo que haces...
- De verás. Yo creo que no. Si apruebo lo más seguro es que me manden fuera de Londres, y entonces no podré colaborar con la parroquia como hasta ahora. No podré estar los fines de semana, ni durante la semana... Comprenda que he de ganarme el pan, necesito trabajar, y necesito tener mi independencia para hacer lo que me gusta...
- Y, dejarás la fé en Cristo...
- Nadie dice eso. Sólo que no estaría como hasta ahora, quizá cuando esté de vacaciones... Pero seguiría en la parroquia más cercana a dónde residiese colaborando, y aquí también lo haría cuando viniese, pero creo que no es justo que mientras otros tienen sus trabajos y siguen sus estudios yo tenga de ir aparcando mis trabajos y estudios por colaborar. ¿Porqué aquellos que tienen ya un trabajo no siguen colaborando? Piénselo mientras estoy de viaje, y verá que no es del todo justo con lo que me pide.

Un mes después, Nuevo Estado de Cataluña, Hispania...

Edward paseaba por las inmediaciones de la C-55. no iba por la carretar por lo tanto no llevaba puesto el chaleco reflectante. Miraba hacia las nubes con calma mientras se dirigía se dirigía al sitio donde pernoctaba. Pasó cerca de un coche, un Land Rover azul oscuro, pero no le dio más importancia. "Alguna parejita, o quizás algo de tráfico de drogas. Mejor me largo rápido de aquí." y se alejó en la oscuridad.

Mientras, no muy lejos de allí...

El tirador se colocó con tiempo en el lugar que había calculado que era el correcto para su cometido, su nombre era Nicolas File. Para él estaba claro que en Hispania los golpes de estado estaban históricamente vinculados a los días 23. El primero había sido el de Tejero al comienzo de aquella "democracia", el segundo llego años después aprovechando la crisis económica que había asolado lo que entonces se llamaba España, fue en lo que entonces se llamaba Cataluña, era el año 2013. Desde entonces Nicolas File, nacido en Edmonton, en Canadá, de madre catalana y padre castellano leones tenía triple nacionalidad, pues el nuevo golpe de Estado hecho por los políticos desde una supuesta democracia había cuajado.

Los políticos para proteger sus secretos llegaron a un acuerdo y como gran parte de la población de Portugal deseaba que Portugal se uniese a España en una reunión a seis bandas Portugal, España, el nuevo Estado Catalán, el Pais Vasco, Galicia y la UE se acordó que se fusionarían los territorios de la Península Ibérica en una suerte de Estado Federal que se llamó por el nombre de Hispania. Parecía que la península volvía a la época de los romanos, pero esta vez parecía que los conquistadores venían de la UE, que sólo de esa forma aceptaron que el Nuevo Estado Catalán formase parte de la Unión en cierto sentido.

La razón de su venganza nació ese año 2013. Ese año la Policía había descubierto unas cuentas en varios paraísos fiscales a nombre del que entonces era President de la Generalitat y de diversos miembros de la familia Pujol, de la familia de uno de los anteriores Presidentes de la Generalitat Catalana. En seguida los políticos implicados comenzaron un ataque masivo contra aquellos que habían dado a conocer parte de esas cuentas a través de la prensa. Nicolas lo recordaba. En realidad no eran sólo las cuentas de las que hablaba la prensa, existían otras, y aquellos que poseían el dinero y el poder en ese momento, y en ello no sólo había políticos, usaron dos medios para quedar impunes: realizar un Referendum para Independizar Cataluña, y por otro lado a través de los contactos con elementos interesados en una Secesión de Cataluña radical y violenta contrataron a unos asesinos para eliminar a aquellos que conocían sus movimientos de dinero en Francia, Suiza, Bélgica, Gibraltar, Venezuela, y en diversos paraísos fiscales del mundo. 

El padre de Nicolas File estaba en la lista de los que debían ser eliminados.

Algunos de aquellos asesinatos parecieron accidentes, otros robos y varios de ellos atentados. Los criminales contratados tenían experiencia en ello. 

Fue un día de abril de 2013 cuando mientras él y sus padres viajaban en coche por Andorra tras visitar a la familia de su madre en Cataluña cuando tuvieron el accidente... Sus padres murieron en el acto pero él sobrevivió... Pasó casi un año en coma, tenía entonces 10 años, y juró que se vengaría, pues las pruebas finales descubrieron que el accidente había sido provocado. Había sido un asesinato pero nunca habían podido capturar a los culpables.

Durante años Nicolas había desaparecido. En realidad había permanecido en Canadá, sin llamar la atención, sin ser nadie importante. Durante ese tiempo estudio matemáticas aplicadas y consiguió entrar en el ejercito de dicho país. Durante todo ese tiempo obedeció y fue alguien invisible para todos, incluidos sus superiores. 

Y esperó.

Nadie sabía que en secreto estaba investigando la muerte de sus padres. Recordó la pequeña cabaña que su padre había comprado al norte, en Alberta. Allí descubrió la razón de su muerte. Había documentación que implicaba a dirigentes políticos catalanes, españoles y extranjeros, a empresarios, y también a varias organizaciones criminales, entre ellas varios grupos terroristas, en una oscura trama de corrupción y muerte.

Tenía ahora nombres, y esos nombres le llevaron a otros nombres. Durante 16 años había esperado para vengarse.

Ahora Nicolas esperaba apostado cerca de la curva. Estaba en en Cataluña, y había entrado a pie atravesando las montañas por senderos que nadie vigilaba. Con un Land Rover se había deslizado impunemente sorteando a las fuerzas de seguridad. Había rociado la carretera con un tipo de liquido experimental que no dejaría huellas por estar la carretera húmeda. Algunos de los que él hubiese deseado matar ya habían muerto por la edad, era el caso de Jordi Pujol padre, pero otros aún vivían.

Hasta ahora había eliminado a los criminales, miembros de bandas terroristas, y narcotraficantes. Sus muertes se pensó por parte de la Interpol que serían un ajuste de cuentas por parte de competidores suyos y enemigos. Esa gente tenía muchos enemigos.

Sin embargo, algunos casos los investigaron profundamente, fueron muertes misteriosas dentro de prisiones, y ni siquiera los compañeros de celda podían decir nada al respecto. Nicolas no había tenido piedad con ellos del mismo modo que ellos no habían tenido piedad con sus víctimas. De esta forma los verdugos se convirtieron en víctimas.

Casi a la par que llevaba a cabo su venganza, había remitido a la fiscalía europea que se había creado contra los delitos económicos y terroristas la documentación que su padre tenía oculta y también  todo lo que él había recopilado durante esos años de investigación. Su idea era poner a los que estaban implicados muy nerviosos y que cometieran errores. La información, tal y como él esperaba se filtró a la prensa. Empresarios, políticos y criminales implicados en aquella trama de corrupción y muerte y que aún no habían caído en sus manos comenzaron a tener miedo. 

La Fiscalía Europea, surgida tras la crisis de la Unión Europea que finalizó en el año 2016, comenzó a investigar, no tenía problema en ello pues estaba vinculada al Tribunal Internacional de La Haya y tenía jurisdicción en todos los países del mundo. Además, los EEUU apoyaban militarmente cualquiera de sus decisiones prestándose a actuar militarmente para detener a los criminales allí donde no pudiera llegar la Interpol.

Nicolas tenía dinero. Pero el dinero que usaba era dinero que robaba de las cuentas de aquellos corruptos y criminales. Y, cada vez que les robaba el dinero a través de la red de cajeros automáticos de todo el mundo preocupaba a aquellos a los que quería eliminar. Las acciones que llevaba a cabo mediante ataques informáticos, y los robos de dinero que quedaban impunes ayudaban a que sus objetivos se pusiesen más nerviosos y actuaran sin reflexionar.

Las cámaras de los cajeros tampoco ayudaban mucho a la policía. Unas veces veían mujeres, otras veces hombres, alguna vez ancianos. Para ellos el ladrón era un artista de guante blanco. No sabían quién podía ser.

Nicolas se deslizó tras el montículo. Vio el coche acercarse y preparó su rifle modificado. Entonces apuntó, esperó, disparó y vio como el coche se estrellaba tras hacer un gran trompo. Ninguno de sus ocupantes sobrevivió al impacto.

El político, el empresario y el periodista que viajaban en el coche eran sus últimos objetivos. Ellos habían promovido entre otros la independencia de Cataluña en 2013, la habían apoyado entonces por todos los medios a su alcance, se habían enriquecido gracias a ella, y la habían usado para tapar la trama de corrupción que los implicaba en la evasión de impuesto y el blanqueo de capitales a través de cuentas en varios paraísos fiscales.

Nicolas recogió sus cosas. Se oculto. Sabía que no encontrarían el proyectil. Era un tipo de bala soluble que se había creado en Estados Unidos, había impactado en el coche según una suerte de complejos cálculos matemáticos de forma que no se detectaría el impacto del proyectil. Había elegido el punto de la C-55 que tenía un mayor indice de siniestros, y la mejor hora, cerca de las once de la noche. Nadie pensaría en un asesinato, al principio pensarían en un accidente de coche.

Los Mossos de Escuadra llegaron en seguida. Comprobaron que el coche circulaba en dirección a Manresa, y que tras el impacto que había causado la muerte de los ocupantes había quedado atravesado en la carretera. Se supuso que había sido un accidente debido al estado de la carretera y que posiblemente el empresario, que era quién conducía el vehículo había bebido algo. Pero necesitaban testigos para saber que podía haber pasado allí.

Sabían que los tres habían estado implicados en un caso de corrupción del año 2013 que había estallado de nuevo con la aparición de nuevas pruebas de origen desconocido que habían llegado a la fiscalía de  La Haya. 

El forense avisó que ninguno de los ocupantes había tomado ninguna bebida alcohólica ni drogas. Los investigadores de los Mossos se pusieron en contacto con la Interpol, uno de los muertos era un expresidente. Los expertos estudiaron el coche y descubrieron mediante una recreación informática la única posibilidad de que ese accidente fuera algo más: un asesinato.

Entonces cayeron en la cuenta de que otros políticos, que habían estado implicados en las tramas de corrupción, y empresarios habían muerto también en extrañas circunstancias. La Fiscalía Europea al cotejar los nombres de los papeles recibidos con los muertos descubrieron que todos los implicados habían muerto en extrañas circunstancias. También encontraron el vínculo con los asesinos contratados después de que alguien hablara después de tanto tiempo. Y descubrieron que tanto los asesinos contratados como las agrupaciones a las que pertenecían habían sido destruidas, y sus miembros asesinados.

En las listas de nombres había gente de grupos terroristas que habían actuado en España, en Irlanda, y en otros puntos del mundo, pero también de varías organizaciones dedicadas al tráfico de drogas y de personas.

La muerte de todas esas personas fueron una cosa que extraño mucho a las autoridades, quizá se lo merecían, pero  ¿quién podría quererlos muertos? Las víctimas de algunos de los grupos terroristas a pesar de como actuaron algunas al comienzo no habían realizado ninguna acción en ese sentido todas habían sido legales, ¿Qué había detrás de ello?

Mientras se investigaba descubrieron que a la hora del accidente algunos vecinos cercanos habían visto a un hombre paseando por la zona, y cuando se hablo de que podría ser un asesinato sospecharon de él. Habían visto a Edward, que al contrario que Nicolas, el verdadero asesino, no se había ocultado en ningún momento.

Tras dos semanas de investigaciones Edward fue localizado. Estaba entre Lleida y Fraga haciendo el Camino de Santiago.

Edward se sorprendió de que la policia quisiese hablar con él sobre algo.

- Señor Edward Markus, ¿verdad?
- Exacto, ese es mi nombre.
- Tiene pasaporte del Reino Unido, con domicilio en Londres...
- Sí.
- Habla bastante bien el español...
- Sí, lo hablo gracias a las lecturas que he realizado, también entiendo el gallego y el catalán, pero me está costando aprender el euskera...
- ¿Por qué ese interés?
- Me interesa aprender el mayor número de idiomas posibles. En este momento habló 33 y comprendo unos 40, pero algunas son lenguas muertas...
- Interesante...
- Vamos a ver... ¿Hace unos días sabe que tuvo lugar un accidente de tráfico en la C-55? ¿Estuvo usted en la zona?
- Vamos a ver... Sí, estuve por allí, pero no vi el accidente.
- No lo vio, ¿está seguro?
- Totalmente, lo único que vi fue un todoterreno oscuro parado en uno de las caminos cercanos a la carretera. Sospeche que podrían ser traficantes y me largué de allí rápidamente.
- No oyó ni escucho nada más...
- Bueno, me pareció ver brillar algo en una colina próxima a donde estaba aparcado aquel vehículo, pero no sabría determinar en cual de ellas.

Lejos de dónde estaba Edward en Andorra Nicolas dejaba el todoterreno aparcado en el lugar dónde lo alquiló a nombre de uno de los Pujol...

Por supuesto, iba disfrazado... Esta vez se iba a reír de todos pues fue disfrazado de Mortadelo.

Fue a un café y entró en el baño. Cuando salió de allí parecía un anciano aragonés que marchaba para su casa después de tomar algo. Se montó en  un coche FORD verde, desde él se conectó a la WIFI del establecimiento y entró en varios bancos de paraísos fiscales. En ellos vació las cuentas bancarias que le interesaban, envió las cantidades fragmentadas a varias cuentas abiertas en cada uno de los estados de Estados Unidos. Desde esas cuentas envió la mitad de lo en ellas ingresado a una cuenta  de un banco de Gibraltar, desde allí a varios bancos de Hong Kong, Japón, las Islas Caimán, y Cuba. De estas a un banco en Moscú y desde este banco se irían ingresando pequeñas cantidades  a través de un banco sueco en una cuenta que creó en Canadá a nombre de Jameson Inc.

Después desapareció.

Tres días después durante la investigación de las cuentas de las personas fallecidas se descubrió que el día de su muerte habían sido retirados todos sus fondos. Se descubrió que la orden había sido realizada por un hacker informático que había entrado en el sistema de los bancos. El rastreó del origen los llevó a la cafetería de Andorra...

Varias de las personas que estaban en el café del Magic Andorra al ser interrogadas recordaban que había entrado un hombre vestido de negro, clavo, de gafas y ojos oscuros. No recordaban haberlo visto salir a él pero sí recordaban a un anciano aragonés al que no recordaban haber visto entrar que se marchó de allí después de tomar algo en un FORD FIESTA TITANIUM de color verde.

Los agentes que investigaban se centraron entonces en localizar como había llegado el hombre al que vieron entrar en el local pero no salir dado que el anciano aragonés había tomado algo y pagado no sospecharon de que fuese la misma persona. ¿Cómo había llegado allí?  Gracias a varias webcams lo descubrieron El todoterreno aparecía en la webcam de la frontera y gracias a la webcam de Sant Juliá de Lòria pudieron ver quién conducía y la matricula del vehículo.

- Bueno- dijo uno de ellos en catalán-, parece que quiere tomarnos el pelo.
- ¿Por qué?- dijo el otro.
- Parece Mortadelo, el personaje de Ibañez... Alguien quiere reírse de nosotros.
- Has anotado la matrícula.
- Si, ya paso aviso para que busquen el vehículo. Voy a mirar a nombre de quién está.

Tecleo el número de matricula.

- ¡Esto es una bomba!
-¿Qué sucede?
- El vehículo está a nombre de una de las empresas de los Pujol. Esto parece como si fuese una mano negra que está actuando contra todos ellos. Están siendo investigados por corrupción tras reabrirse los casos, pero también tienen acusaciones por otros delitos... ¿De dónde ha salido toda esa información?
-Abría que rastrear el dinero. Esto me suena a un profesional.

Un par de horas después les informaban que el todoterreno había aparecido, pero que no se había encontrado en él no huellas ni ADN salvo las del usuario normal del vehículo, y ese usuario llevaba muerto una temporada.

Los jueces, la policía de toda Europa investigaba. Corrupción, asesinatos... Había en ello algo muy personal, pero ¿qué?

Mientras Edward tras hacer el resto del Camino de Santiago que tenía previsto volvió a Londres para realizar los exámenes para Inspector de Hacienda. Se había preparado concienzudamente. Había dejado todas las actividades extra, y sólo lo había molestado temporalmente el interrogatorio que le habían realizado en Hispania, por lo de aquel accidente.

Fue el sacerdote de la parroquia de Stratford quién le puso sobre aviso de que aquello podía ser más grave que un simple accidente de coche.

- ¡Ya pareces el Padre Brown...!-fue la respuesta de Edward en ese momento-. Es cierto que me hicieron preguntas, pero creo que es lo normal.

Después de esa conversación Edward olvidó el tema y se centró en los exámenes. Estos tendrían lugar la primera semana se octubre.

Él había estudiado. Él se había preparado. Él se examinó y aprobó.


(CONTINUARÁ)


viernes, 25 de enero de 2013

NO NOS DEJARÁ OLVIDAR.

Desde el otro lado del puente la joven miraba los rojos muros del castillo. Todo era oscuridad.  

Todo... No no era todo realmente oscuridad. Una farola cercana a donde ella estaba y los focos que iluminaban aquellas paredes  hacían que el ambiente que había en aquel lugar a las cinco de la tarde fuera opresor.

Hacía dos meses que había viajado allí. Había ido para saber que había sido de su hermana Tristana. Todo el mundo decía que la última vez que había sido vista se dirigía allí, a aquel castillo. 

Molly cuyo verdadero nombre era Maryanna, fue firme en su búsqueda y por eso permanecía allí.

Los cabellos rojos de Molly eran movidos por la brisa del lugar. Era la menor de la familia y sólo quedaba su hermana mayor Tristana. Por ella había ido allí. No quería quedarse sola en el mundo. No quería sentir el terror de la perdida, del no saber que había sido de ella. La verdad era que no podía explicarse como su hermana, de 34 años, había terminado desapareciendo allí.

Allí sólo había colinas vacías, el lago y el castillo. Y, sin embargo, nadie había podido decir nada al respecto. Su hermana había desaparecido como un fantasma, como el fantasma del castillo que decían que se veía por las noches en la torre.

Las luces cada vez se iban apagando más. Sólo las de la puerta se veían con un mayor brillo. Molly se sentó en el coche que había alquilado. No encendió el motor, y cogió de la mochila que llevaba unos prismáticos.

El tiempo pasó y comenzó a cansarse. El sueño comenzaba a llamar a la puerta de sus ojos para que los cerrase. Entonces le pareció escuchar a lo lejos, desde un lateral del castillo la voz de su hermana. Sin embargo, el tono de ella la hacía estremecer de miedo. Necesitaba saber que sucedía. Salió del coche y cruzó el puente que llevaba al castillo. Todos parecían dormir y los vigilantes no salían de la garita debido al frío, y Molly no fue vista.

Al cabo de diez eternos minutos consiguió cruzar una puerta que daba a la zona desde donde la había parecido escuchar la voz de su querida hermana. Era la puerta que llevaba a los viejos calabozos del castillo. Una zona cerrada al público, una zona a la que nadie acudía salvo quizá el señor del Castillo.

En el suelo vio varios ataúdes. Ataúdes en los cuales descansaban los cuerpos de varias chicas y los cuerpos de varias mujeres. Y al fondo volvió a escuchar la voz de su hermana. Allí había una gruesa puerta de madera de roble con llave. Molly la buscó con la luz de su pequeña linterna y la final la encontró junto a un gran ataúd negro y dorado. Dentro de él había un hombre, y sintió miedo. Con cuidado cogió la llave y abrió la puerta. 

Su hermana estaba muerta de miedo. Tenía unas heridas en el cuello como si un vampiro la hubiese mordido allí. Molly la cogió y la ayudo a ponerse de pie. Cerraron la puerta, cruzaron aquel calabozo convertido en cripta. 

A duras penas cruzaron el patio del castillo, las puertas y el puente.  Los pies descalzos de su hermana se arrastraban penosamente por el asfalto de la carretera.

Mientras, en el castillo el hombre se despertó dentro de su ataúd y se dirigió a la puerta con la llave en la mano. Estaba sediento, necesitaba alimentarse. Notaba un extraño silencio, pero no sabía la razón de ello. No veía nada anormal a su alrededor. No sentía a la mujer que tenía allí encerrada gemir y se preguntaba si finalmente habría como las otras anteriores sucumbido. Lentamente metió la llave en el cerrojo y abrió la puerta.

La celda estaba vacía. Allí no había nadie. Sólo él. Su irá creció desbordándole y gritó con una furia inusitada.

Fuera junto al coche las dos hermanas lo escucharon. El terror se apoderó de ambas, y se montándose en el coche huyeron de allí. Se acercaba la hora del amanecer, y vieron como una sombra las perseguía. Como aquel ser las perseguía, como perseguía su sangre.

Molly rezó por que llegase la luz del sol trayéndole esperanza ante el terror que las acosaba.

- ¡Sunce izlazi za svakoga, a to je loše pepela! -gritó con fuerza. 

En ese momento, el sol surgió y con un gritó el perseguidor se convirtió en un polvo fino, como ceniza. 

No esperaron. Molly pago los billetes de avión y con su hermana partió rumbo al nuevo mundo. Volverían a la población de London en Canadá. 

Mientras volaban de vuelta Tristana miró fijamente a Molly.

- Maryanna, hemos huido de allí. Pero en nuestros sueños... No nos dejará olvidar...

Las palabras de Tristana le eran incomprensibles a Molly... 

- No te preocupes Tana... - le dijo con cariño- Yo estaré ahí para ayudarte a olvidar...







jueves, 24 de enero de 2013

EL REINO DE LA MONTAÑA NEGRA

Durante mucho las Sagas del Norte fueron algo más que simples relatos, fueron la transmisión de la historia remota de unos pueblos. Los sacerdotes de aquellos pueblos vieron la necesidad de preservar el secreto de algunos de aquellos textos y los ocultaron.

Más su recuerdo permaneció...

Y en el centro de los textos de otras Sagas, de otras leyendas, y de otros mitos hubo quién ocultó fragmentos de esos textos ocultos. Meras frases, pequeños fragmentos de versos. Nadie parecía darse cuenta de esas líneas. Salvo aquellos protectores que conocían esos textos... 

Pero también casi todos ellos olvidaron...

De la cultura de aquellos sacerdotes y guerreros sólo quedaron unas extrañas estatuas, estatuas que parecían ángeles pero que no lo eran. Cuando las arqueólogos escarbaron descubrieron que había veinte de ellas. 

Nueve estaban situadas en lugares de culto, lugares secretos de la cultura de aquella época, y los estudiosos supusieron que representaban avatares de los hombres de entonces, pero se preguntaban ¿por qué esas alas como los ángeles?

Siete aparecieron en cuevas a las que llegaron tras estudiar las runas y los símbolos que usaban entonces como escritura. Eran más pequeñas que las otras, se diferenciaban en que todas tenían barbas que sobresalían de las capuchas que tapaban sus cabezas, y como las otras también tenían alas...

A las Tres siguientes llegaron tras esas. Estaban ocultas en construcciones secretas en el centro de los grandes bosques. Eran más efímeras, más hermosas, más etéreas, pero tenían el mismo aspecto en sus vestiduras que las otras que habían aparecido.

Y se hablaba de en los textos se hablaba de una última estatua. Una estatua alzada un un territorio de frío, de desolación, de muerte... 

Entonces, mientras surgían esos descubrimientos surgió un hombre en Inglaterra, un hombre versado en las lenguas y las tradiciones, un hombre que escribía de elfos, de dragones, de enanos y de hombres. Aunque el descubrimiento fue guardado en secreto, él lo recordó y espero el momento apropiado para usarlo. Su nombre era J.R.R. Tolkien. Tolkien por esa época estaba comenzando "El Señor de los Anillos" pero no sabía como continuar la historia de Bilbo. Cuando más difícil lo tenía surgieron varios elementos que le dieron una idea de que debía ser el Nexo de la historia que estaba escribiendo.

Un Anillo de una Saga. Una vieja leyenda. Y este descubrimiento hizo surgir en él una idea.

Y así surgió el poema:

Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo.
Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.

Más hubo quienes despertaron de su letargo y escucharon la llamada tras esos versos. En América, y en Europa, y en aquellos lugares del mundo dónde estaban los descendientes. Algunos no habían olvidado su trabajo de protección de aquellos fragmentos de historia que debían permanecer ocultos. Elegían a los nuevos herederos de ese destino entre los nacidos entre el 23 y el 27 de abril de cada año.

Los nueve representaban a los guardianes de la mitología del norte, de las Sagas, y fueron escogidos de entre todos los que vivían en Islandia, Suecia, Rumanía y Dalmacia. Sus apellidos comenzaban por K, L, y M. Pero no se reunieron en la región de Dalmacia. No estos dálmatas de la región del mismo nombre de Servia y Croacia hicieron su reunión en un lugar del Norte del Continente Americano. Todos tenían tres características particulares: les gustaba leer, viajar y beber agua...

Los siete vivían en Europa dedicados a la mitología celta y de antes de los celtas, se reunieron en España, dónde muchos de ellos aún vivían. También ellos elegían a los protectores entre los que tenían apellidos que comenzaban por K, L, M. Y, también entre los nacidos en las fechas del mes de abril.

Más los tres permanecieron ocultos, ayudando desde las sombras y la memoria, y no se mostraron.

El que sí apareció fue el que representaba a los descendientes del Protector de la Última Estatua. También él había despertado de su letargo en los fríos helados donde se ocultaba su estatua en la Antártida. Aunque sus descendientes no vivían allí. Allí había vuelto aquel que ahora lo representaba.

Todos debían acudir al lugar de reunión de los protectores. Ese lugar era llamado Reino de la Montaña Negra.

Todos acudieron a Carcasonna, al castillo de Roquefère, en la Montaña Negra. Allí se guardaba el oscuro códice con los nombres de las familias que protegían el antiguo legado las que no habían olvidado y las que lo habían hecho.

Cada familia un anillo, cada anillo un destino, y todos destinados a proteger el Destino de la Humanidad.

Los coches fueron llegando, y los protectores fueron colocándose en sus asientos. Más tres faltaban para ocupar sus puestos: el que guardaba la estatua de la Antártida que residía en Argentina, uno de los protectores de los mitos de antes de los celtas que residía en España, y la protectora de las Sagas Nórdicas que residía en algún lugar de Canadá. La reunión iba a comenzar y ellos no llegaban. El Señor de la Biblioteca, su protector y guarda hizo llamar a su ayudante con urgencia. Sentía un temor extraño en ese momento.

- Martinus -le dijo-, toma esta llave y vete de aquí. Vé a España. 

Le entregó un mapa con un texto.

- El mapa y el texto te guiarán a ti a la Biblioteca oculta en algún lugar de esa península. Busca al protector que reside en España y a la protectora que reside en Canadá. Encárgales que te ayuden en la protección de la Biblioteca. Algo malo va a suceder.

Y el ayudante salió de allí rápidamente por un pasadizo. Cogió en la salida una una moto de cross que estaba allí aparcada  y se alejó campo a través. Dejaba atrás a su maestro y en su cabeza resonaban todavía sus palabras.

Lejos de allí...

Eran las 12:30 en Hamilton, Ontario, la nieve cubría la una zona de recreo donde la gente solía ir a patinar, y los jóvenes gustaban de, de vez en cuando, echar monedas mientras esperaban para entrar en el City Hall.

Slava paseaba por la calle principal mirando las tiendas mientras hacia tiempo para volver a casa. Tenía 34 años y sentía que le faltaba algo en su vida. Se había mudado a esa población desde Toronto tras la muerte de sus padres. Su cabello castaño claro estaba cubierto con un gorro mientras una bufanda cubría su garganta por encima del jersey granate y el abrigo marrón que en ese momento llevaba puesto. Varias jóvenes la miraban con envidia pues tenía el aspecto de una modelo. Ella no se enteraba normalmente de esas miradas.

Estaba preocupada, su tío paterno Miroslav Koric se había puesto en contacto con ella para enviarle una llave de plata  en una cadena, pero no le había dicho que podría abrir. Ella sabía que su padre les ocultaba algunas cosas, y recordaba de vez en cuando lo que le enseñaba.

Al mirar con detenimiento la llave se dio cuanta de que tenía un diseño que para ella era muy familiar. Era igual al diseño de un anillo que su padre solía poner en las fiestas especiales, pero que normalmente nadie sabía donde guardaba.

No sabía que hacer, tendría que buscar pues creía que esa llave abría el lugar donde su padre guardaba esos secretos familiares que eran inconfesables.

Tendría que recorrer la casa antes para buscar el lugar antes de marcharse de allí. Le había salido un buen trabajo en Los Ángeles y quería aprovechar la oportunidad. Además, gracias a ese trabajo no tendría que vender la casa familiar, y eso la llenaba de alegría.

A unos 5600 kilómetros de allí...

Ángel Mateira estaba sentado en una mesa de la Biblioteca de la Fundación Caja Madrid. Estaba en Santiago de Compostela. Le gustaba ir allí a estudiar, a trabajar, o simplemente a observar a la gente. En su mano llevaba puesto un anillo de plata que había heredado directamente de su abuelo paterno. Nunca había comprendido la razón de que se le entregase y no al mayor de sus primos que según las normas de la heráldica debería haber sido el depositario.

No había sido así.

Según su abuela, su abuelo antes de morir le había dicho que entregase ese anillo al segundo nieto varón que llévase el apellido Mateira.

Se lo había entregado cuando Ángel tenía unos ocho años. Durante mucho tiempo lo tuvo guardado junto a un viejo mapa que encontró mientras limpiaba con sus padres hacía varios años en la casa familiar. Más en los últimos tiempos lo ponía de vez en cuando. Sentía que era como una necesidad. Sobre todo cuando alguno de los sacerdotes que trabajaban en el entorno de la Catedral de Santiago le encargaba ir a alguna casa antigua en la que había residido algún clérigo para revisar los libros que allí había, o algún bibliotecario le encargaba la revisión de cajas que le llegaba de viejos libros y documentos. Era entonces, sobretodo  entonces, cuando ponía el anillo en su mano izquierda. Era como si recibiese desde algún lugar una llamada a ponérselo.

Ahora estaba en la Biblioteca. Allí pasaba muchas horas estudiando para bibliotecario y archivero.

Un hombre entró. Su pelo era cano y llevaba gafas. Vestía un traje gris y sobre este una parca de tela entre gris y azul, y corbata de rallas granate, gris y hueso. Se acercó a donde estaban los encargados de la biblioteca y se puso a hablar con ellos. Parecía que estaba buscando algo o a alguien.

Ángel estaba preocupado. En los últimos días había estado escuchando barbaridades por parte del ladrón del Códice Calixtino, y él que pasaba muchas horas en el entorno de la Catedral no podía creerlas. "¿Qué estaba sucediendo realmente?", se preguntaba una y otra vez.

Entonces uno de sus tíos llamó desde León a sus padres. Había llegado una carta para su difunto abuelo. El remite procedía de París.

Su padre no podía viajar debido a una operación. Así que autorizo a Ángel para que estuviese presente en la apertura de la Carta. A lo mejor era para algo importante.


Martinus, cuyo verdadero nombre era Martin Sayn llegó lejos con la moto, más hubo de dejarla oculta cerca de Aux-les Thermes. En los bosques próximos al noreste de la población. Tenía que entrar en España de forma que no llamase mucho la atención y decidió entrar a través de Andorra. Era una forma indirecta de llegar a dónde le interesaba. Esperó un autobús, que lo llévase a donde quería, tranquilamente en una cafetería.

Esperó varias horas. Sentado. Observando a la gente que pasaba.

Cogió un teléfono móvil de prepago que le había entregado su maestro y llamó a la gendarmería para que acudiesen al Castillo de Roquefère. Dio aviso de que la gente que estaba allí reunida corría grave peligro. Después colgó.

Vio al autobús llegar. Se subió a él y se sentó en la esquina derecha al final del mismo.Oculto por las sombras. Allí nadie vería lo que iba a hacer. Se puso unos guantes de látex  desmontó el teléfono móvil completo y limpio sus componentes de huellas y posibles restos de ADN. Después volvió a montarlo completo, lo metió en una bolsita de plástico transparente, y esperó. Cuando el autobús hizo su tercera parada marco otras vez el número de la policía tras bajarle el volumen al mínimo y aprovecho para meterlo en la mochila de un chico que sentado en el asiento de delante se disponía a bajar del autobús.

Al principio las fuerzas del orden no creyeron la primera llamada. Sin embargo, cuando recibieron la segunda llamada del mismo número y nadie les respondía tuvieron la certeza de que algo sucedía. Comprobaron el número y vieron que era un número prepago comprado por la empresa Black Mountain Enterprises. Según el registro  la empresa se dedicaba a la importación y a la exportación, pero no se podía determinar que era lo que importaban y exportaban, y los integrantes de esa empresa estaban  reunidos en el castillo de Roquefère. Llamaron al puesto más cercano al castillo y se ordeno enviar allí una patrulla para ver que pasaba. Mientras técnicos localizaban la señal del teléfono. Eso no les costó mucho. Localizaron la llamada actual en una pequeña localidad del sur de Aux-les Thermes.

Cuando la patrulla recibió la orden de ir al castillo a comprobar si allí todo estaba en orden. Pensaban en todas las veces que les hacían ir a los sitios por nada.

Al llegar, nada los recibió salvo el silencio. La entrada del castillo estaba abierta. Las luces en el interior apagadas. Y se sentía un ambiente que recordaba el de los cementerios por la noche.

- A ver si nos han mandado para vigilar si hay algún fantasma…
- Deja ya las tonterías. Llamemos a la puerta.

Llamaron a la puerta y esta se abrió como si unas oscuras fauces se abrieran ante ellos. Los agentes encendieron sus linternas e iluminaron el interior, mientras fuera, en el exterior brillaba una hermosa luna llena. Entraron y encendieron las luces. Fueron comprobando cada habitación. No había rastro de la gente. Pero allí había habido gente, gente que parecía haber desaparecido dejando las cosas sin terminar de hacer como si los hubiesen interrumpido en medio de sus trabajos.

Fue al salir cuando junto a la puerta del salón principal uno de los agentes la vio. Era una solitaria mancha de sangre situada entre la puerta y un mueble de forma que si no te fijabas no te dabas cuenta de que estaba allí.

- Llamémos a la central aquí ha pasado algo grave. Todo esta colocado como si se hubiese huido de golpe ante algo. Y ese algo ha herido o matado.
- Vale. Esto me esta dando escalofríos.



(CONTINUARÁ)


jueves, 17 de enero de 2013

"LA ROSA NEGRA"


Cuando uno es joven siempre existe una profesión, un trabajo, al que desearía dedicarse en cuerpo y alma. Durante mucho tiempo Richard Cairn pensó que sería ser arqueólogo, por la atracción de las películas de Indiana Jones, por esa razón estudio historia en la Universidad de Cardiff. Sin embargo, cuando decidió especializarse inicialmente en la época medieval y posteriormente en Historia Americana se dio cuenta de que lo suyo lo que realmente deseaba, no era eso lo que deseaba hacer, no era eso lo que desde pequeño anhelaba. Recordó entonces, cuando viajo a Canadá, que siempre fue un buen inventor de historias y pensó: ¿Por qué no estudiar Literatura y ser escritor?. Así aprovecho el viaje de especialización para cursar la carrera de Literatura en la Universidad de Alberta. Si, la escritura, la invención de historias siempre le había atraído porque las descripciones con las que un autor da forma al tejido de la trama son auténticas joyas dejadas para el futuro aunque sean fantasías. Sin embargo, tenía claro que seguiría dando clases de Historia. Lo que no sabía era si eso cambiaría o no en el futuro. 

Y así con el recuerdo de los sucesos de lo acaecido tiempo atrás en Canadá  que acudieron como un fantasma a la mente de Richard Cairn mientras estaba viendo una película en uno de los cines de Bilbao. Había llegado allí cuatro días antes, estaba de vacaciones, y había llegado con la intención de comenzar el Camino de Santiago en Irún. 

Ese era el plan, pero como todos los planes, puede torcerse. 

Consigo llevaba el macuto eterno que lo había acompañado en su estancia en Escocia, en Canadá, en Estados Unidos y luego en su querido Galés, entre otros lugares del mundo y del Reino Unido. Si o había acompañado en Canadá mientras hacía el Máster en Historia Americana  y la Carrera de Literatura en la Universidad de Alberta, en Edmonton. Un ordenador portátil que siempre usaba en esos viajes de la marca HP, su libreta Moleskine imitando a uno de sus personajes de televisión preferidos, su sombrero Crusable marrón de Indiana Jones, su teléfono móvil de última generación, y documentación diversa que sabía que iba a necesitar para lo que se traía entre manos. Lo único que no esperaba esta vez es algo parecido  a lo que sucedío en Edmonton. No quería que algo así se volviese a repetir. No quería saber nada de ordenes secretas, documentos misteriosos u objetos perdidos o robados. Quería descanso para poder trabajar en su nuevo proyecto: una novela ambientada en el Camino de Santiago. Quería que la novela fuese del estilo de las de Paulo Coelho, esa era la idea inicial que tenía al salir de Cardiff.


(CONTINUARÁ...)

martes, 15 de enero de 2013

Mae golwg o bechod.

En un pasaje de "Llyfr Enwau" dice:

"Pryd fydd y forwyn yn dod un 
sy'n dawel bellach yn gweld 
golwg pechod yn eich gwarchodwyr enaid."

Más los siglos pasaron y ese pasaje del texto no sólo cayó en el olvido sino que se perdió y se eliminó de todos los libros basados en aquel original. En todos se eliminó. No, un libro en latín permaneció guardado en las sombras de la Biblioteca de Aghlan. 

Durante siglos el libros permaneció olvidado hasta que una tarde llegó una joven estudiante que, mirando en los viejos estantes, lo encontró. Ella estudiaba latín y griego, y se puso a traducir la obra como ejercicio práctico.

La chica se sentó en una de las mesas de la biblioteca frente a ella un hombre de unos cuarenta años trabajaba con un ordenador, tras ella otro hacía lo mismo. Mientras escribía, copiaba y subrayaba en la copia que había hecho de la obra sintió que alguien la vigilaba. Comenzó a acariciar su cabello preocupada por esa sensación. Levantó el libro de notas para mirar lo subrayado y de paso vigilar a su alrededor.

Sentía como si una mirada estuviese de forma persistente clavada en su hombro o en su jersey rojo. Como si una risa sonase en su mente. Levantó la cabeza y miró hacia la ventana que tenía a su izquierda. En la todavía calle llovía. 

Sintió subir el ascensor de la biblioteca subía de la planta baja al segundo piso, que era dónde ella se encontraba. La puerta del ascensor no se abrió y supuso que iría a la primera planta. Era lo que tenía aquel viejo edificio reconvertido en biblioteca y restaurado. El ascensor volvió a sonar y esta vez si salió una persona de él. Un chico de unos veinte años con un maletín apareció allí. No fue el único, un chico de chaqueta roja y mochila negra se acercó a ella y se pusieron ha hablar.

Ella sintió una voz en su mente pero no sabía que era lo que le decía. Parecía algo así como: 
- Bo sa a jenn nan bouch la kounye a.

El chico se sentó frente a ella con un pequeño librito abierto. Un librito que leyó durante unos instantes, luego cogió la mochila negra que llevaba consigo y sacó sus apuntes de latín. iban a tener pronto examen y tenían que estudiar. 

Ella usaba el texto fotocopiado del viejo libro para practicar la traducción. Esa era una de las partes más importantes de la asignatura para la profesora de latín del Instituto de la localidad. Durante unos instantes le pareció que las letras en el papel parecían brillar, pero algo la despistó de ello pues otro joven de ropas oscuras se acercó a ella y su compañero. 

Esta vez escucho con claridad unas palabras en latín:
- Verbis in vobis. Per legendo Domino. Per animum meum instituit.

Preocupada le preguntó a su compañero si él había dicho algo. Él le dijo que no, que sería que ella estaba nerviosa. Más la voz volvió a sonar en su mente:
- Vultu me ecce desiderium meum uoluptas. Fusce malum intuitu suo nos ad te et da mihi animas voluptatem.

Ella sintió como si algo comenzase a arder en su interior. Sentía un deseo irresistible, una anhelo de algo que no debía se haber sentido nunca. Ahora parecía que ella y la voz eran una única cosa, y sentía que debía obedecer sus mandatos...

Su compañero la miró extrañado por la expresión de su rostro y se fijó en las hojas que ella tenía delante. Las letras parecían tener vida propia. Parecía que se escurrían de la hoja hasta la punta de los dedos de ella y desaparecían en su interior. Tenía que hacer algo para ayudarla. Recordó que en una película la forma de vencer ese tipo de magia era destruir el lugar de donde procedía. Él no sabía nada de aquel libro que ella había fotocopiado, pero lo intuyo. puso la mano en el mentón y se levantó para comenzar a recorrer las baldas.

El libro ya no estaba allí, ya no estaba en la biblioteca. De las sombras había salido para poseer y a las sombras había vuelto tras poseer... La joven ahora tenía en su rostro: La Mirada del Mal.