martes, 11 de diciembre de 2012

EL PROFETA DE LA BIBLIOTECA

Miraba a las personas que allí estaban estudiando, trabajando, leyendo... Sabía cada secreto que tenían. Lo veía. Ese era su Don. Más no sólo veía su pasado también podía ver su futuro. 

Al chico que estaba frente a él en la otra mesa trabajando en su ordenador lo veía dentro de varios años trabajando en una pequeña empresa. A las tres chicas que estaban en la mesa del fondo junto a la ventana veía cada una de sus vidas: una como amante esposa, otra como maestra en un instituto y a la tercera trabajando en una agencia de viajes o algo similar. 

Sí, también veía el destino de la mujer que escuchaba música en su ordenador mientras redactaba un texto en la esquina opuesta a la suya. A ella la veía de forma especial. Le veía un destino más grande aún como periodista o quizá como escritora. La veía manteniendo una relación fuera del matrimonio con un hombre al que no le podía ver el rostro. Un hombre vestido de gris y azul, con anillos en las manos... Era algo extraño. Nunca le había pasado.

Los veía juntos un la habitación de un hotel, en el Camino de Santiago. Los veía llenos de pasión y vida, de placer y deseo. Veía entonces entrar una sombra oscura, quizá el marido de ella y disparar sobre el hombre gris un disparo en el pecho...

Y él, en ese momento, en la Biblioteca, sintió un profundo dolor en el pecho como si algo lo hubiese atravesado... ¿Por qué? Otras veces había visto la muerte de personas con su poder y nunca había sentido esto.

Observó que las personas que lo rodeaban se difuminaban parecía como si se convirtiesen en seres de vapor, en nubes etéreas de luces diversas. El resto alrededor de ellas oscuridad... Una terrible oscuridad en la que se arrastraba algo terrible, una maldad sin límites...

Perdió la consciencia como si un rayo lo hubiese abatido. y su rostro cayó sobre el teclado del ordenador en el que estaba escribiendo. Las otras personas en la biblioteca se alarmaron. Un de las tres jóvenes se levantó y le tomó el pulso. No sé lo encontraba. Llamaron al bibliotecario y este rápidamente llamó por teléfono una ambulancia... Le hicieron todas las maniobras posibles de reanimación, pero no funcionaron... Redactaron su parte de defunción... En él aparecía anotado que él joven tenía una extraña marca en el pecho como la forma del impacto de una bala...

Lo dejaron en la camilla de la parte de atrás... Los operarios de la ambulancia se desentendieron mientras la conciencia del joven volaba. De golpe, cuando estaban parados en un cruce. Despertó. Se levantó silenciosamente. Abandonó la ambulancia y desapareció entre la gente.

Había visto su futuro. Relacionado con el de aquella mujer... Tenía que evitar el momento crucial del suceso que llegó a influir en su yo presente. 

Entraba por la puerta de casa justo cuando estaban llamando a sus padres para avisarles de su fallecimiento. "Un error", sugirió él. Luego fue al baño y se metió en el agua a relajarse... La marcas en su cuerpo desaparecieron... Y cuando el médico que escribió el certificado fue a reconocerlo no pudo explicar el parecido...