miércoles, 2 de marzo de 2011

"EL ÁNGEL CAIDO"

Ningún texto religioso nos ofrece una idea clara sobre el Demonio. Desde el Antiguo Textamento a obras más actuales no se ofrece una idea clara de qué o quién es el Demonio. Se nos presenta unas veces como un espíritu nocivo, tentador, hostil al plan de Dios, pero en otro punto se añade que tiene acceso a la corte celeste. Nos lo presentan como la engañadora serpiente del Paraíso o el Gran Dragón del Apocalipsis. Y, a veces, la propia religión pecó de llamar demonios a los dioses ancestrales de los pueblas. La imprecisión de las interpretaciones permite suponer que la verdad puede ser muy distinta, sobre todo porque nadie ha hablado con el Demonio, Satanás o Lucifer, ni tampoco no Dios o los Ángeles en nuestros días. Seguro que las versiones diferirían en algunos puntos pero seguro que nos brindarían la posibilidad de una historia que bien podría ser ésta. Una historia que fue encontrada por mi Jean Vigid en un recóndito lugar del norte de Canadá.

"Los primeros seres creados por Dios fueron los ángeles, los creó en oleadas y éstos se organizaron en una suerte de jerarquías. Entre ellos había uno cuyo nombre se ha olvidado pero que podríamos llamar Luthanas. Se cree que fue el primero o uno de los primeros en aparecer, y que era el más poderoso o uno de los más poderosos. Durante eones él y sus siete hermanos crearon el Reino Celestial por orden de Dios. Cada uno de ellos según le concernía su mente y conocimiento, y Dios estaba conforme con su forma de actuar.

El Reino Celestial sufrió una perturbación cuando le fue comunicado el plan de Dios. Hubiera sido algo efímero de no ser que cierto punto hizo mella en el interior de Luthanas, y la duda se convirtió en un equivoco orgullo que ensombreció su alma.

Llegado el momento Dios los llamó. Les pidió que se postraran ante el Hombre, que lo ayudaran y aconsejaran, pues su Hijo sería un hombre.

Una terrible tormenta estalló, pues Luthanas se negó a postrarse ante ningún hombre. Nadie necesito decir nada. Y. Luthanas fue apartado del resto durante un tiempo.

Cabría pensar que se corregiría su conducta; de alguna forma, no fue así, pues se sintió ultrajado.

El tiempo fue pasando. El mundo se creó con todas sus criaturas. El Hombre, Adán, apareció por obra de Dios y los ángeles fueron convocados en tornó al Edén. Su misión era cuidar esa creacion.

Se dice que la serpiente era la más inteligente de las bestias creadas. Y, Luthanas quiso vengarse de Dios, por su afrenta, a través de los hombres. Así que engañó a la serpiente para que llegado el momento hiciese que el hombre comiese del Árbol Prohibido del centro del Edén. La paz del Edén fue así rota.

Dios castigó al hombre, a la mujer y a la serpiente, y a la descendencia de estos. Parecía que Luthanas no sería castigado esta vez, más cuando Dios llamó al Reino Celestial a los ángeles la serpiente se enroscó en las alas de Luthanas, lo mordió en el cuello y así Luthanas cayó de vuelta a la Tierra.

Enfermo por el veneno perdió las plumas de sus alas. Se volvió oscuro; y como una enfermedad el Mal se apoderó de él en su debilidad.

Dios vio lo sucedido, y comprendió todo, y dijo: " Y tú, Luthanas, que fuiste de los primeros, también serás el primero en encarnar el Mal que todoslos seres del mundo albergan en su interior. Tú los tentarás para hacerlos caer, y aquellos que sean puros, aquellos que busquen la pureza y los que me sean fieles te rechazarán. Tú nombre será olvidado y otros nombres te darán acordes con tu nueva existencia. Ese será tú cometido hasta el Fin de los Tiempos. Así, sea."

Luthanas desde ese momento acató la nueva orden de Dios.

Desde entonces a muchos ángeles guardianes confundió en su cometido para unirlos a él, para convertirlos en seres oscuros como él, lo hizó haciendo que se unieran a las Hijas del Hombre. Los corrompió, y lo llamaron, El Corruptor. A otros ángeles los convirtió también, y al final estalló la primera gran guerra entre los ángeles y los demonios. Una guerra larga, muy larga de la que los hombres tienen lejanos recuerdos, y que terminó en tiempos del Diluvio.

Sin embargo, no hubo victoria ni derrota. No hubo vencedores ni vencidos, y desde entonces hasta hoy en día, siguen teniendo sus pequeñas batallas por el alma de cada uno de los seres humanos, y el destino del mundo."

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