martes, 17 de enero de 2012

Los Guardianes de los Libros

Mi primer contacto con los Guardianes de los Libros, fue también mi primer contacto con los Hombres de Negro, y recuerdo que tuvo lugar cuando yo estudiaba en el Colegio “Virxe da Cela”, en O Xestal. Aún recuerdo el libro que unos querían destruir y otros proteger, un precioso ejemplar medieval con texto escrito a pluma, su autor era desconocido, y tenía además de un texto escrito con una hermosa letra muchos dibujos y diseños que no recuerdo con claridad. El libro lo terminaba de encontrar entre los restos de un monasterio, el Monasterio de Monfero, junto a él yacían en el suelo como colocadas en un túmulo las páginas sueltas de pentágramas musicales una de cuyas hojas también recogí. El Guardián cogió el libro de mis manos, no así la hoja con la partitura que permaneció en mi mano. Me dio las gracias y salió corriendo hacia la espesura del bosque. Segundos después dos hombres que me parecieron en ese momento monjes aparecieron preguntándome por dónde había escapado aquel hombre. Yo en mi ignorancia de entonces se lo dije. Eso me han dicho muchos años después salvo mi vida.

Aquellos Hombres de Negro eran miembros de la Orden del Silencio. Su misión destruir todo aquello que pueda influir en lo que ellos tienen designado para nuestro mundo.

¿Porqué he contado este suceso? Tal como hoy están las cosas en nuestro mundo es mejor recordar algunas que permanecen perdidas en nuestra memoria. Pues, para valorar los bienes que uno tiene hace falta conocer su valor. Muchas veces lo desconocemos totalmente. Desconocemos realmente el valor de un libro, de una película, de una canción, sólo existen unas pocas personas capacitadas para ejercer esta valoración. Son personas competentes y capacitadas legalmente por nuestras leyes para tal valoración, pero, que, al mismo tiempo, tienen un conocimiento que está más allá del que nosotros tenemos. Podría decirse que si nos comparamos con ellos somos turistas que con cámaras de última generación visitamos un monumento. Lo miramos. Lo fotografiamos. Pero no lo entendemos. Por ello los Hombres de Negro siempre han jugado con ventaja sobre la mayoría de los seres humanos. Ellos si conocen el valor de esas cosas, y por eso buscan su destrucción antes de que todos lo conozcamos.

Las nuevas tecnologías asustan a los Hombres de Negro pues saben que a través de ellas corre no un río si no un mar de información. Información de libros, de películas, de guiones, de series de televisión, de canciones que ellos no pueden controlar. Por eso se infiltraron en estamentos públicos, productoras, editoriales, etcétera con el fin de detener ese gran peligro para ellos.

No hace mucho en una serie de la BBC, se decía a la población que miraran a sus espaldas con atención, pues tras ellos estaba el peligro. Era en Doctor Who, cuando se enfrentaba, no se si por casualidad o no a “El Silencio”, una orden de alienigenas que querían destruirlo. ¿Es una casualidad también que después de la “victoria” del Doctor se cerrara Megaupload? Yo sé que no, pues también los Guardianes aunque son menos se infiltran de vez en cuando para ayudar a proteger libros, películas, guiones, canciones. Ellos tienen constancia de que no ha sido así. Ellos saben que ha sido cosa de los Hombres de Negro, pero no lo pueden demostrar, pues temían y temen que cierta información llegue al público, y como en el episodio de Doctor Who, sea el público quién los destruya.

¿Quiénes son los Guardianes de los Libros? Son los protectores de la cultura. Tienen una inmensa biblioteca oculta en algún lugar de la tierra. Allí tienen siete copias de cada libro que tienen que proteger, y tres copias del resto de libros. Lo mismo hacen con las películas y las canciones. Durante siglos se han estado enfrentando a los Hombres de Negro, han permanecido como estos en la sombra, ocultos, adelantándose siempre que les era posible a los Hombres de Negro. En muchos casos lo lograron, pero en otros no. No pudieron prever el cierre de Megaupload, a pesar de que alguien dejado caer de que podía suceder, y vinculado a este por miedo el de otros servidores de enlaces de información diversa. Eran enlaces no sólo a obras con derechos de autor de productoras o similares, sino obras que los propios autores o productoras pequeñas habían colgado para dar a conocer su trabajo al mundo, cosa que las editoriales y las productoras, de cine, series y música, no les permitían hacer con libertad.

El uso de agencia gubernamentales como el FBI o la CIA por los Hombres de Negro es algo que se ha hecho durante años. Algunas películas que no consiguieron eliminar y guiones de TV y cine así lo demuestran. No se puede contar como ficción algo que no tenga un punto de realidad. Sin embargo, tampoco debemos de fiarnos de los “Robin Hoods” que aparecen como salvadores o vengadores frente a estas acciones, los Guardianes de los Libros saben que muchas veces son la otra “mascara” que oculta a los Hombres de Negro.

En cuanto a los Guardianes de los Libros, ¿cómo reconocerlos? Es sencillo. Son gente callada, anónima, que gusta de estar en lugares donde hay muchos libros...

¿Sólo eso?, diría alguien. No, por supuesto.

Tienen otras características. Han sido Corsarios y aún mantienen las patentes de “corso” que en otro tiempo les otorgaron. Su misión fue y es en todo momento recuperar libros u otros objetos similares. La última vez que actuaron a cara descubierta fue cuando la Biblioteca de Alejandría iba a ser destruida. Durante los meses previos, sabiendo que eso iba a suceder, copiaron la mayor parte de los libros que allí había y aquellos que no pudieron copiar se los llevaron. Era una época convulsa. Varios de ellos murieron. Por su causa una joven murió entonces. Ellos no se lo perdonan a si mismos, es su penitencia. Ellos no quieren que muera nadie ni siquiera sus propios enemigos.

Fue entonces cuando crearon los anillos y colgantes para reconocerse entre ellos y con sus mecenas. Eso haría que muchos escritores hablaran de Hermandades y Compañías vinculadas a anillos o colgantes, se dice que uno de ellos fue J.R.R. Tolkien. En realidad, de forma imperceptible los Guardianes se habían puesto en contacto con esos escritores. También lo hacen hoy en día con escritores, guionistas, y directores de cine. Lo hacen en secreto, de noche o de día, y en el lugar más insospechado.

Antes de ahora pocos hablaron de los Guardianes de los Libros o de los Hombres de Negro. Eso no significa que nadie hablase de ellos significa que nadie había prestado atención. Jacques Bergier, autor oculista, los denomino sociedad secreta que desde tiempos inmemoriales se dedicaba a localizar y destruir libros que poseían conocimientos ocultos que ellos creen no deben caer en manos "profanas" o "indebidas". Hablaba de ellos en "Los Libros Condenados".

Fue ese el libro que me hizo recordar aquel lejano suceso. Fue el libro que me hizo comenzar a investigar.

Así mi "viaje" comenzó un día 29 de septiembre de 2006. Un viaje con el fin de conocer, de saber, y de descubrir aquello que no debemos nunca olvidar que si dejamos un mundo sin libros, aunque estos sean electrónicos o sean escritos en blogs o foros, es como dejar un cuerpo sin alma.

Comencé esa búsqueda a través de la búsqueda de los Libros Malditos, los Libros Condenados, aquellos libros que fueron odiados y perseguidos. Para ello comencé mi rastreo en libros modernos de ocultismo, de magia y de esoterismo. Durante meses no encontré más que lo que otros parecían querer mostrar, un "camino" marcado hacia una serie de listas. Las listas que los tribunales de la Inquisición habían realizado durante la época medieval.

Sin embargo, como conseguir alguno de esos libros. Fue en una de esas listas dónde descubrí un pequeño libro, un ejemplar raro, muy raro, un libro de mitos y leyendas. Me pregunté la razón de que estuviese allí. Hoy en día seguramente hubiese sido un libro muy leído, pues hablaba de seres como vampiros, fantasmas, demonios, y muchos seres fantásticos. Supongo que el problema fue en aquel entonces la forma de tratarlos por su anónimo autor. En el había un relato que capto mi atención.

Contaba aquel relato la historia de una caravana que viajaba por la noche, y por el día sus integrantes se recogían bajo las tiendas a descansar. La poca gente que los había visto los describía de forma indeterminada, no sabían describir nada más que sus ojos. Tenían unos ojos brillantes, profundos, sabios, que parecían llamas centelleantes en torno a la demacrada piel que los rodeaba. Pero ellos llevaban consigo unos venerados libros dónde se contaba lo que era, lo que es y lo que habría de ser.

"Se dice que un día. La caravana llegó a Roma. Las gentes al ver su comportamiento los acusaron de ser seres malignos y de querer destruir a las gentes de la ciudad. Se dice que el emperador ordenó que fuesen detenidos y finalmente llevados a las celdas del circo. Más no todos fueron capturados. El más anciano de todos ellos le entregó los libros a uno de los niños, y le obligó a huir fuera de la ciudad. Así los libros fueron protegidos de las iras del emperador y de las gentes de la ciudad.

Pero el niño, decidió vengarse. Copió los libros con cambios que no se percibían inicialmente. Y, un atardecer acudió con las copias ante el propio emperador que paseaba junto al río Tiber. Le ofreció al emperador los libros por un precio justo con una condición. La condición era que ni él ni ningún habitante de Roma, ni nadie que estuviese en Roma los leyese. El emperador la primera vez que le ofreció el trato se negó en redondo. Sin embargo, miembros de su consejo cercano le hicieron recordar lo que le sucedió a Tarquino. Así cuando llego por segunda vez la oferta acepto y los libros le fueron entregados. Más el emperador no cumplió lo acordado. Tal y como el joven esperaba. Y, los libros fueron leídos por él y por los miembros del senado que eran afines a él y con los que tenía mayor confianza.

Los libros hablaban de la gloria de Roma, de su poder, de una nación completamente invencible que dominaría el mundo y nunca caería. Hay estaba la mentira. Confiaron como en las profecías en lo allí escrito. Les hice creer de forma inquebrantable en que no podían ser vencidos, y, por su causa Roma cayó en poder de los Bárbaros que del norte llegaron."

Me llamó la atención pues mostraba una clara labor de desinformación. Pero también mostraba la necedad del ser humano.

Así que comencé a investigar en Roma, en Italia. Fue allí donde descubrí a uno de los Guardianes. Un hombre que permanecía trabajando en la biblioteca del Vaticano. Él me enseño a Ver y a Buscar. No le hablé de lo que me había sucedido de niño, no le hable de que mi anhelo era descubrir el lugar en el que estaba la mayor de las Bibliotecas del Mundo. Necio de mí. No conocía la responsabilidad que eso conlleva. Es algo que ahora si sé.

(Continuara...)