viernes, 25 de febrero de 2011

"HIJOS DEL VIENTO" (Lobo Blanco CAP.1)

Era la hora de comer. En la Estación de Autobuses de Avilés se vivía el bullicio de decenas de personas, viajeros que llegaban allí desde diversos lugares de España; y, sobre todo de Asturias.

Era un día lluvioso, los clientes del restaurante y del bar se reunían en torno a las mesas mientras esperaban la hora de partida de sus respectivos autobuses. Sergio apareció con la comida para cada mesa en un carro, en este también llevaba pan. Rápidamente realizó su trabajo, y sólo un hombre se fijó en él, en su fuerza, su desenvoltura, su presencia.
Llevaba meses trabajando allí, y hasta ese momento Sergio había pasado desapercibido para todos. De hecho, la mayor parte de la gente lo veía como un elemento más de la estación. Había vuelto hacía un año y medio, casi dos. Pero el lugar elegido por sus antepasados era San Juan de Nieva. No era un lugar hermoso donde levantaron su casa, pero sí un lugar oculto a los curiosos, dura y cruel. Solamente las vistas del mar dotaban al lugar de una hermosura que sólo los antepasados de Sergio habían descrito alguna vez cuando lejos de su hogar se habían encontrado.

Sergio pensó que pronto iría allí. Mientras, a su espalda, se alzaba el bulli
cio de la gente comiendo. Pronto se irían en los autobuses y reinaría la calma. Se encogió de hombros y se dio unos momentos para mirar por una ventana. Era un día nublado, gr

is y lluvioso, con una luz mortecina que adormecía a los que salían al exterior. Volvió al trabajo esbozando una sonrisa, preparado y dispuesto para hacer su trabajo de forma abnegada.

Durante las dos primeras semanas, el trabajo le había parecido duro. De hec

ho, había estado a punto de dejarlo, y únicamente la necesidad le hizo mantenerse en su puesto.

Pronto todos lo vieron como un elemento más del lugar. Su actitud no era fruto de la casualidad sino del conocimiento que había observado en la gente que por allí pasaba. Tal vez, también un recuerdo inconsciente le hacía comportarse así, a fin de poder hacer lo que él deseaba.

No logró, a pesar de todo, ocultarse a la escrutadora mirada de aquel hombre, y esa certeza le hacía sentir una gran preocupación.

Terminó su trabajo, mientras recordó a Nerea. Fue un recuerdo fugaz que lo incomodó.

Sin llamar la atención, Sergio salió silencioso de la estación y fue a su piso. Como
sus compañeros llevaba una bolsa con parte de la comida sobrante. Apretó el paso hasta llegas a la puerta del edificio en el que vivía en la calle Llano Ponte. Sacó las llaves, abrió la puerta y entró rápidamente cerrando la puerta. Las escaleras estaban silenciosas. Si no fuera por el ruido de la calle, lo mas probable es que se hubiese sentido como en casa.

Subió en el ascensor hasta el sexto piso. Luego entró en el piso, cerró la puerta y dejó las bolsas en la cocina.

Sergio miró hacia la ventana de su estudio, volvió a recordar con tristeza a Nerea. Sergio se pasó una mano por la frente, y sintió un hondo pesar.

La tarde fue pasando, un bosque de antenas aparecía ante su mirada. Miró

a las gentes que paseaban por la calle, y vio con gozo la señal que le permitía hablar con libertad de lo que había sucedido allí unos años atrás: una desaparición y el temor de una muerte. Mientras miraba a través de la ventana su mente viajó al pasado, unos diez años atrás, cuando él tenía unos 23 años, más o menos.

Volvió a ver al grupo de jóvenes de aquel colegio alrededor de Nerea, una joven que vivía en uno de los pisos del edificio de enfrente. Los veía inquietos, y las palabras que le decían a Nerea no eran buenas. Ultrajaban a la joven en cuerpo y en alma, profanaron y corrompieron su espíritu; pues cuando pidió ayuda nadie la creyó. Salvó él, su hermano Juan y Berto.

Ahora los dos habían desparecido, nadie sabía exactamente dónde vivían. Sólo quedaba él para contar lo sucedido mientras veía día a día a aquellos que habían arrebatado la vida a Nerea. Él pensó que la habían asesinado. A lo mejor hubiese sido lo mejor. Sin embargo, la encontró por Internet, viva y lejos, muy lejos de Avilés.


Eran las siete cuando Sergio se sentó en su cómodo asiento frente a la mesa de castaño, cada vez más a oscuras y manteniéndose en silencio.

Se levantó de la mesa y fue a cerrar la puerta de aquella habitación en la que ahora se encontraba. Se le revolvió el estomago con aquellos recuerdos; y, por primera vez llamó a su jefe avisando de que estaba enfermo y no podría acudir al día siguiente al trabajo.

Le resultaba extraño lo que sentía. No recordaba nunca haber sentido algo así.
Seguramente era que no estaba tranquilo; por primera vez se preguntaba si debía haber vuelto a Avilés. Desde que descubrió a aquel hombre observándole en la estación mientras trabajaba en el restaurante los recuerdos habían empezado a atormentarle.

Berto era amigo de su hermano, Juan. Fue su hermano el que le habló de Nerea, Sergio pensó que la chica le gustaba a su hermano.

La joven tenía un serio problema.

Su hermano le contó que sus enemigos habían decidido destruir su mente y su espíritu.


Comenzaron encerrándola en pleno día en un viejo caserón abandonado de Avilés. En él habían hecho una terrible invocación, y querían entregar a Nerea a ese ser invocado. la puerta se abrió cuando entró, y seguidamente se cerró sin posibilidad de ser abierta desde dentro. No había luz.

Luego escuchó la voz de un desconocido que la llamaba por otro nombre.

Una voz que la hizo correr aterrada por la casa sin encontrar cobijo, tratando de esconderse para que aquel al que la voz pertenecía no la encontrase. Sin embargo, entró en su mente
sugiriéndole hacer tentadoras cosas.

El astuto ser comenzó a formarse. Comenzó por unos terribles y endemoniados ojos rojos que mostraban una cruda y sangrante maldad.

Sergio recordó como su hermano le había contado todo eso, como le contó que Nerea había conseguido huir ero que desde entonces no había vuelto a ser la misma.

- Dicen que Nerea...- era como Sergio había comenzado su relato. Pero no es lo mismo contar una historia que vivirla, la diferencia es el miedo. Sergio lo sabía.

Entonces Sergio miró a la ventana. e quedó helado, en la habitación en que estaba solo, sin saber que estaba pasando. Cerró lo ojos y se pasó la mano por la cara. Le había parecido ver
al otro lado de la calle, en una de las ventanas aquellos ojos rojos.

A su mente llego la imagen de un hombre cuyos ojos como el hielo le habían hecho recordar todo. Eran los mismos ojos que había visto en aquella ventana. Los mismo ojos que persiguieron a Nerea.

Recordó como su hermano llamaba al grupo que forma junto a Berto y Nerea: Los Hijos del Viento. Y, a él que nunca había sido parte del grupo lo llamaba "Viajero". Tenía razón, Berto, Nerea y su hermano desaparecieron como hojas sueltas en el viento. Sí, eran los Hijos del Viento porque sus poemas eran como una brisa acudiendo a los corazones.

Fue entonces consciente de que el dueño de aquellos ojos rojos los había hecho desaparecer para todos. Al menos, eso le parecía a él.



Primer Capítulo de la novela " Lobo Blanco" de Miguel A. Mateos Carreira con la licencia siguiente, esta licencia es igual para los otros capítulos de la novela que aparecen en el blog:

martes, 22 de febrero de 2011

"LA CONDENA" (The Sentence)

Este relato tiene traducción al inglés.

EN CASTELLANO

No recordaba haberse dormido. Entumecido, con el temor de haber cometido algo horrendo. Ante ese temor soltó un angustioso gemido. En sus ojos se veía: intranquilidad, dolor y suplica. Sentía incluso a la soledad que le rodeaba como algo terrible. ¿Qué había sucedido? Lo último que recordaba era salir a pasear y ver la luna llena entre las nubes. Luego todo era vago, borroso.

Años atrás algo similar le había sucedido en su tierra natal, los vecinos sintieron temor, lo vieron como algo peor que una desgracia, sentían asco y pánico al mirarlo. No pudieron matarlo y él se fue, sin reparar jamás en su destino.

Había amado a muchas jóvenes, aunque su corazón sólo pertenecía a una. Ahora la duda carcomía su alma. Quería huir lejos o morir, en sus ojos brillaban lágrimas. NO sabía si su mal era la causa de los sucesos que le rodeaban o vivía atrapado en un triste delirio.

Llamaron a la puerta de su casa. Era Samuel, el jefe de policía, su único amigo. Un amigo al que no podía hablar de su carga, de su condena. Abrió la puerta.

- Bueno, Daniel, hoy ha vuelto a suceder otra vez.
- ¿qué edad tenía?
- 20.

Tenía en sus manos varias hojas cubiertas de plástico. Y, Daniel supo que había símbolos, y aquellas extrañas palabras. Luego, alargó su mano, las cogió y las miro.

- Y esto, sucede siempre que hay luna llena, ¿verdad?

Mientras Samuel le explicaba, Daniel comprendió hasta donde podía llegar su condena. El texto era incomprensible, pero las imagenes eran detalladas.

- Dios sabe que dirá el texto, pero los dibujos son muy buenos. ¿Qué te parece?

Daniel asintió con la cabeza.

- Si, unos vuenos dibujos .No sé. Podría intentar saber que dice el texto.
- ¿Qué quieres decir?
-Pues que el texto es tan importante como los dibujos y la persona muerta. Todo está vinculado.
- Podría ser. Me parece que solicitare que te dejen estudiar esos textos.

Daniel se disponía a aventurarse cuando se lo permitiesen en esa traducción del galimatías, suspirando por su infortunio. Si le hubiesen dado la posiblidad habría sido capaz de descender hasta el imperio de las sombras.

Nadie le amaba, nadie le quería, a pesar de ser amigo suyo, también Samuel le parecía un parásito sin corazón. No olvidba a la madre que una vez tuvo; pero no se despidió de ella en el pasado, y no haberlo hecho desgarraba su corazón.

Samuel le envió fotocopias de los textos. Él estudió cuidadosamente lo que ponían. Tardó, pero consigió una traducción. Era la siguiente:

"Mi juez es Dios:
Qui nunc it per oter tenebricosum,
novissime hunc ad usque limpidum lacum.
At tu, destinus obdura,
qui tantum tibi misit impiorum.
Puella nam mei, quae meo sinu fugit,
cum longa voluisti amare poena.
Nudum sinum reducens,
virgo, ades.
Surgere iam tempus,
recente terrae sola sanguine maculans,
alios age incitatos, alios age rabidos."

Daniel frunció el ceño. No podía enteder ese poema junto a cada cuerpo.

Fue a su biblioteca, a por un diccionario de latín. Y, consiguió traducir el texto.

Cuando terminó la traducción, vió en su alma el puñal despiadado que había derramado aquella sangre.

Él era el asesino. Él había hecho ese mal.

Salió corriendo. Tropezó junto al rio, y un hombre lo vio hundirse en las oscuras aguas. Se ahogó. Un final escalofriante de una condena.

EN INGLÉS:

He did not remember falling asleep. Numb with fear of having committed something horrendous. Before that let out an anguished moan fear. His eyes looked: restlessness, pain and begs. Loneliness felt even surrounding him as something terrible. What had happened? The last thing he remembered was going for a walk and see the full moon in the clouds. Then everything was vague, fuzzy.

Years behind something similar had happened to him in his natal land, the neighbors felt dread, saw it as something worse than a misfortune, they were feeling disgust and panic on having looked at it. They could not kill it and he went away, without never repairing in his destination.

He had loved many girls, but his heart belonged to only one. Now the doubt gnawed his soul. She wanted to run away or die, tears shining in her eyes. I did not know if his illness was the cause of the events around him or lived trapped in a sad delusion.

They called at the edge of his house. He was Samuel, the chief of policeman, his only friend. A friend to the one that could not speak about his load, of his sentence. It opened the door.

- Well, Daniel, today has returned to happen again.
- What age had it?
- 20.

Was holding several sheets plastic covers. And Daniel knew that symbols, and these strange words. Then held out his hand, caught them and look.
- And this happens whenever the moon is full, right?

While Samuel was explaining, Daniel knew where I could get his sentence. The text was incomprehensible, but the images were detailed.

- God knows I tell the text, but the pictures are very good. What do you think?

Daniel agreed with the head.

- If, a few vuenos drawings .No know. It might try to know that he says the text.
- What do you want to say?
- So that the text is so important as the drawings and the dead person. Everything is linked.
- It might be. It seems to me that it will request that they leave you to study these texts.

Daniel was about to venture when so permitted in that translation of gibberish, pining for his misfortune. If he had been given the chance would have been able to descend to the rule of the shadows.

Nobody loved, nobody wanted, despite being his friend, also a parasite Samuel seemed heartless. Do not forget the mother who once had, but did not say goodbye to her in the past, and I had not ripped his heart.

Samuel him sent photocopies of the texts. He studied carefully what they were putting. It was late, but consigió a translation. It was the following one:

"My judge is God:

Qui nunc it per oter tenebricosum,
novissime hunc ad usque limpidum lacum.
At tu, destinus obdura,
qui tantum tibi misit impiorum.
Puella nam mei, quae meo sinu fugit,
cum longa voluisti amare poena.
Nudum sinum reducens,
virgo, ades.
Surgere iam tempus,
recente terrae sola sanguine maculans,
alios age incitatos, alios age rabidos."

Daniel wrinkled the frown. This poem could not enteder close to every body.

It went to his library, for a dictionary of Latin. And, it managed to translate the text.

When completed the translation, he saw the knife in his soul ruthless that blood had been shed.

He was the murderer. He had done this evil.

He ran. He stumbled along the river, and saw a man sinking into the dark waters. He drowned. A chilling end of a sentence.

lunes, 21 de febrero de 2011

"EL ABOGADO DEL MAL"

Todos tenemos cuando nos llega el último juicio dos abogados, uno para le bien y otro para el mal. A pesar de que casi nadie conoce su aspecto el abogado del mal siempre intenta atraparnos en su red. Si, con la experta mirada de un demonio sabe como tentar a los hombres.

Afirman algunos atinadamente que, dado su conocimiento del espíritu humano, él en un tiempo debió de ser un hombre y, por tanto, tener un cuerpo visible y un aspecto reconocible. Creo que esa idea merece ser aceptada. Hoy hay muchos que saben cometer o impulsar todo tipo de delitos; y para muchos de esos delincuentes existía la creencia de que saldrían impunes; pero nadie puede salir impune de un delito, ni en esta vida ni en la siguiente vida eterna. Esa creencia en la impunidad es la que usa para tentar ese traicionero abogado.

Es un ser maldito por ello. Incluso para aquellos que son como él es una espada que muestra un falso camino de justicia. El Abogado del Mal está en las calles, en las casas, indicando el mal camino y empujando a seguirlo; muchos lo siguen, pero pocos son salvados de su engaño, y quién sigue su camino se pierde para siempre en este mundo y en el otro.

Por eso lo mejor es alejarse de él: sumergirse el en Bien y la Bondad.

El Abogado del Mal muestra una falsa libertad; que permite que el mal oprima a los hombres, que los tienta bajo una falsa paz, guiando a los que lo siguen al fragor de las llamas del Infierno. Así el Abogado del Mal va obteniendo sus victorias e inscribiéndolas en las hojas del un antiguo registro: El Libro de los Caídos.

"CIRCULO INCANDESCENTE"

Esta es una versión actualizada de un relato escrito por mi en abril de 1996.
En aquel momento lo presenté a un concurso y llevaba la siguiente dedicatoria:
-"Dedicado a los escritores que más me gustaron por sus narraciones: A. Cunqueiro, C. Casares, M. de Cervantes, M. Delibes, J. Verne, J. Swift, J.R.R. Tolkien, Apuleyo y Homero."

Ahora seguidamente pongo el Relato:
Durante los largos siete años, que en esta villa llevo, jamás había oido cosa semejante. Soy amante de la lectura, las historias (cuando alguien sabe contrlas), y sobre todo del misterio o cosas extrañas, no me refiero a los OVNIS, si no lo tópico: fantasmas, apariciones, vampiros, etc... Mis días en este tiempo se deslizaban entre la vida natural de los estudiantes...

El misterioso caso había comenzado en las vacaciones de Semana Santa, no es necesario saber a dónde fui, sól oque no me encontraba en la villa, pero me lo contó ni más ni menos que la propia protagonista. Su nombre era, y es, Maria. No es necesario que hable de su familia: hermaons, padres, abuelos... Todos muy conocidos en la villa. Basta saber que se acercó un día y me dijo:

- Ven conmigo, deseo contarte un secreto.

Y fue esto lo que me contó:

- Era el día de Jueves Santo, yo había pasado el día anterior con mis amigas hasta bien entrada la noche; y estaba durmiendo... Cuando, según mi padre llamó por teléfono un "amigo" mío. Mi padre le contestó que yo estaba descansando y él dijo que ya llamaría en otro momento. Así fue. A las ocho y medio más o menos sonó el teléfono. Era la misma persona, dijo un nombre, y que deseaba hablar conmigo entre el sábado y el lunes, pero el día no lo recuerdo con claridad.
- ¿Hablaste mucho con él?- pregunté.
- No, colgué el teléfono asustada. El caso es que esa noche, cuando volvía a casa después de estar con las amigas... Cuando..., oí unos pasos rítmicos detrás de mí... Suaves, unos pasos que se perdían en la oscuridad de las calles contiguas y paralelas a la mía... Tenía miedo. Mi corazón latía con fuerza...
- Muy bien, ¿y?
- Como te decía, estaba muerta de miedo y medio paralizada por el frío que me producía ese pánico, lo peor era como el frío de una ducha helada. Sentí un escalofrío, miré detrás mía. A unos seis pasos, no sé cuantos, apareció una negra figura que me quería coger.
-Y..., ¿gritaste?
- No..., eché a correr hasta donde vivo. Entré,cerré la puerta y también las ventanas de la planta baja. Pero... En la noche... Sentí subir algo por la pared... Oí un golpe en el trastero...Me lenvanté. No había nadie. Mis padres dormían en la otra habitación... yo cerré la puerta de la mía. Escuche algo acercarse desde el baño... Comenzaba a abrir la puerta de mi habitación. Luego escuche como si posasen un papel a mi lado... Encendí la luz, no había nadie. Sin embargo, encontré u ntexto en la almohada... Comencé a leerlo. Parecía normal, incluso hermoso. Pero se transformó en un texto muy distinto que me hizó sentir una extraña languidez... Me sentía extraña.
-¿Pasó algo más?
- No, el resto de la noche fue tranquila, no sucedió nada más.
- Pero... ¿algo más debio pasar?
- sí, paso. Al día siguiente fui a dar un paseo por una fraga., cerca de un rio. Me había cansado de caminar por la orilla del rio y me acosté en el suelo, al sol, a descansar un poco. Me quedé dormida. Por lo que no sé si lo que luego sucedió fue real o no.
- ¿Qué fue?. fue mi pregunta.
- Sentí una caricia en el rostro. Y oí a alguien hablar, creo que sobre la humedad. Abrí los ojos. Ví a un joven cera de mi... Me alzó en el aire y me llevo al lado de una hoguera. No había nadie. Solos... Él y yo, solos.
- Puedes seguir. No temas.
- Terminaba de sentarme junto a lfuego. Cuando sentí una débil correinte de aire en el cuello. Me relajaba... Sentí otra vez aquella languidez en el cuerpo... Un poco más abajo del vientre... UN calor intenso en mi cuerpo. Mis muslos y nalgas eran tocadas... El joven comentzó a tocarme los pechos... Los acariciaba... La mano bajando a mi pantalón... El pantalón desabotonado... Sacándome la blusa, el sujetador... El pantalón a un lado. Fui recostada contra la paréd. No aguantaba. Lo deseaba misteriosamente... Suspiros... Sus manos recorriendo mi cuerpo... Obligándome a abrir las piernas... Más suspiros... Una mano en... El joven succionando mis pechos... Mis piernas se abrieron más. Sentí algo entre ellas... Los cuerpos en el suelo... Eso sucedió también durante los dos días siguientes, pero estando sola en casa.
-¿Qué más recuerdas?
- Si todo sucedió en el cerntro de un circulo incandescente que yo veía cada vez que recueraba el sentido después de desmayrme o al despertar de ese extraño sueño.

Por estos motivos, auqnue no descubrí que le sucedió realmente a ella, no podía tampoco dejar de contar esta hisotria. Sabía que me faltaba un elemento importante que no llegue a conseguir: la carta que le habían dejado en la almohada.

Hace tres años que no he vuelto a ver a Maria. Sin embargo, durente estos años no he dejado de recordarla, de tenerla en mi pensamiento. Tal vez la circunstancia que entonces vivió no se ha vuelto a rpoducir, o quizá si le ha vuelto a pasar. Pero como podría suceder que le pasase a otra joven; me he visto obligado a escribir este texto...

La verdad, no hay nada más inquietante que no saber que es real y que no. Así que si alguna chica lee este texto que recuerde los detalles del mismo y no lea esa extraña carta...

jueves, 17 de febrero de 2011

"EL ASESINO"

Cada vez que abro los ojos, después de una larga noche, miro a mi alrededor para comprobar dónde estoy. Me cuesta dejar el mundo de los sueños para situarme en mi realidad. No quiero dejar el mundo de los sueños, pues cuando duermo, el sufrimiento que causa a otros se convierte en mi propia desesperación.

A cuantas personas he enviado a la eterna oscuridad por mis propios deseos tenebrosos.

Cuando estoy de caza he de tener tacto y sensibilidad, he de usar medios indirectos para llegar a mi presa.

Me siento en la cama y miro la oscuridad. Mis acciones no cesan, y no sé que puedo hacer para evitarlas. Suicidarme... No, sería cometer otro crimen más. No sé, creo que estoy loco. A lo mejor todo lo que veo como real es la más terrible de las pesadillas. Una pesadilla que no puedo controlar.

Así. mientras lucho con mis dilemas y mi oscuridad, voy a la cocina y desayuno; luego, voy al baño y me doy una fría y rápida ducha. me miro al espejo y observo el tatuaje que como una extraña mancha tengo en el pecho. Un tatuaje que recuerdo llevar desde niño. Me seco, me visto. Me aseguro de que tengo todo en su sitio.

Si, todo está en orden.

Me acerco a las escaleras, pues odio los ascensores, y veo mi sombra frente a mi. Sólo ella sabe lo que soy y vive. Sonrío levemente, y bajo las escaleras. He de reconocer que soy una persona extraña. No soy hablador. Parezco un enterrador, o mejor dicho, un fantasma. Y, vivo solamente para dar caza a mis presas. Ellas son mi alma y forman la memoria de mi vida. Siento un escalofrío que me asusta. En los últimos tiempos, tengo miedo de convertirme en un reflejo de ellas, en un cuerpo inerte más.

Salgo a la calle. Comienzo a cruzar la carretera. Escucho un ruido de ruedas frenando. Es un coche.

Le lanzo una mirada y comprendo que es mi fin.

Un choque.

Oscuridad...

martes, 15 de febrero de 2011

"MAGISTER"

Al principio sólo existía el Abismo. Allí flotaba el Ens Primigenio en espíritu. Del Ens surgieron los Missus, y poblaron el Abismo. No existía ni el Mal ni el Bien.

Más el Ens percibió el vacío del Abismo. Entonces, creó la materia, y aquella materia era como un fuego incandescente que se fue dividiendo formando estrellas, planetas y satélites, y otros cuerpos diversos que ocuparon el Abismo oscuro.

Cuando terminó su trabajo llamó a los Missus, les ordenó poblar y traer vida ea las tierras fértiles del joven universo. Y, los Missus lo hicieron.

Durante eones nada sucedió.Los Missus crearon el agua, hicieron surgir la vida sobre algunos planetas. Todavía no existía el Mal ni el Bien, sólo la idea de creación y el poder para llevarla a cabo.

Surgían entre algunas especias ciertas razas inteligentes.Los Missus se vieron atraídos por ellas, y surgió el deseo de poder. Y, el deseo de Poder no el malo si uno sabe controlar el poder adquirido, pero el Poder sin control es peligroso, y muchos de aquellos seres se volvieron a la Oscuridad. Nació así el Mal. Y, esa maldad llegó a los Missus. Estos guerrearon entre ellos, se mezclaron entre aquella "humanidad" y hubo una gran destrucción.

Los Missus fueron alejados por el Ens de aquellos mundos, pero quedaron sus hijos, muchos de ellos nacidos de unirse a los seres humanos. Eran los Señores de los Vientos, las Fateri. Fueron los antiguos dioses, los dioses olvidados. De ellos nacieron los Magister, y los Magister están entre nosotros, pero han sido olvidados.

Los Magister se dividen en Inferus y Nuntius. Cualquiera puede cambiar de bando, pero es más fácil que un Nuntius se convierta en Inferus que al contrario. Todos los Magister pueden leer lamente de los seres humanos, controlar sus pensamientos, arrebatar la vida mediante el placer, sanar y viajar en el tiempo.

Los Nuntius eligieron el Bien, proteger a los Inocentes, y guardar los tres Libros de Orden: El Libro del Tiempo, el Libro de la Sanación, y el Libro de la Creación. Su historia, se ha perdido en los mares de la Historia de la Humanidad.

Esa perdida fue causada por los Inferus, Señores de la Oscuridad, y potenciadores del mal en el mundo...

Alana no sabía nada de eso. Era una sencilla y joven profesora de Historia en el instituto de Arzúa. Le gustaba leer y trabajar en la mesa de la cocina, pero había tenido un accidente. Desde que se recupero los sueños la acosaban, y no todos sus sueños eran buenos. Por esa razón se dedicó a escribirlos.

En realidad sus sueños comenzaron un Domingo, mientras esperaba para hablar por videoconferencia con su novio que estaba en Irlanda. Él estaba haciendo trabajo de campo en el monte Nephin en las proximidades del lago Conn.

Ella no sabía nada de lo que había sido descubierto allí, bajo el monte. Sólo sabía que él le había enviado un cajita de diseño celta, blanca como el marfil, que él había escamoteado del detallado inventario que habían hecho.

Se acercaban las doce de la noche, Y Nicolás no se conectaba. Alana quería abrir la cajita durante la vídeoconferencia, pues no sabía como se podía abrir y esperaba que Nicolás se lo dijese, y de esa forma él pudiese ver su cara de sorpresa al ver lo que contenía.

Algo iba a suceder esa noche.

Su novio no se conectó. En cambio, mientras navegaba por un chat, comenzó a mandarle mensajes un profesor de otra población española. Con sus palabras consiguió apoderarse en cierto modo de la mente de Alana, y comenzó a atarla con las cadenas del deseo y a sujetarla con palabras tratando de que se mostrase por la webcam... No lo logró.

Sin embargo, no hay otra explicación para lo que sucedió después. Pues consiguió despertar en ella el deseo de estar con su novio, de vivir plenamente la pasión de la carne con él.Pero de él sólo tenía aquella caja encontrada en la excavación y que no podía abrir ni sabía que contenía.

Así cunado se quedó dormida, el deseo de placer, que permanece en todo momento, penetró lentamente en su corazón, se mostró en sus sueños contra su voluntad, desesperándola. Llegaba la portentosa presencia de lo sobrenatural.

Aquella caja guardaba lo que los Inferus más desean usar, y con ella la esencia del resto de su cuerpo.

Alana se había dormido con la caja blanca, alargada, junto a ella. Sus sueños estaban llenos de un ardiente deleite. Y, mientras se movía en la cama la caja se abrió, y aquella parte del Inferus quedó libre sobre el colchón.

Ella dormida la rozó con la piel desnuda de su brazo mientras soñaba, un sueño que la mantenía visiblemente excitada. La parte del Inferus volvió a rozar la piel de la joven profesora y esta emitió un débil gemido. La parte del Inferus se coló entre sus ropas rozando su piel y haciendo que el poder del ser maligno al que pertenecía descendiese como un manto de placer. Comenzó a sentir calor, mucho calor que la invadía y la obligaba a quitarse la ropa. Comenzó a sentir el deleite del placer. Echó la cabeza hacia atrás y sintió que llegaba al climax.

El Inferus tomó cuerpo y sonrió triunfal. Fue acariciando sus piernas, separando sus muslos, y penetró en su cuerpo. El Inferus comenzó a moverse y con cada movimiento la hacia llegar al máximo placer. Si seguía así la mataría, y eso él no lo deseaba. La dejó inconsciente, entre gemidos suaves nacidos del placer que aún se mantenía en su cuerpo. Mientras el ser volvía a encerrarse en la blanca caja.

Durante una semana Alana vivió todas las noches eso. Tras ella lo vivieron varias de sus alumnas y algunas mujeres de Arzúa, todas de entre trece y cincuenta años. Más en Arzúa no mató a nadie, esperó y descubrió que podía usar Internet para ello. Comenzaría por diversas mujeres en varias capitales del mundo. Empezó en Luanda, y terminó en Harare, en África; siguió por Ottawwa y llegó a México, prosiguió por Saint John's y continuó hasta Fort-de-France, y siguió por capitales de América del Sur y Asia, pero dejó para el final Europa.

En Europa siguió el siguiente orden: Islandia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Alemania, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Humgría, Austría, Rusia, Estonia, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Turquía, Ucranía, Moldavia, Francia, Mónaco, Suiza, Liechtenstein, Eslovenia, Italia, San Marino, Malta, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro, Bulgaria, Rumanía, Albania, MAcedonía, Grecía y Chipre. Durante meses la Interpol investigó las muertes de las mujeres en esos países; y, los forenses sólo pudieron decir que habían muerto por agotamiento al llegar de forma reiterada y repetida múltiples veces al sumo placer sexual.

Los últimos países fueron Reino Unido, Irlanda, Andorra, Portugal y España.

En Estocolmo la víctima apareció en el Berzeliipark, y era una joven actriz que trabajaba en el Bramatiska Teatern.

En Oslo la víctima apareció en la Nasjonal-biblioteket, y era una estudiante de Ciencías Políticas.

En Copenhague fue una niña de trece años, en el Churchill Parken.

En Helsinki fue una mujer casada de treinta y cinco años, que apareció en su piso en Kirkkokatu.

En Mohrenstrasse, en Berlín. también apareció otra.

En el Ogród Saski, cerca del Metropolitan, también apareció una joven.

Así, sucesivamente, caso a caso la Interpol y otros organismos policiales e investigadores privados consiguieron descubrir que el asesino conocía a las víctimas por Internet. Sin embargo, al detenerse los crimenes perdieron la forma de cazarlo. Sólo sabían que lo hacía desde una red de Santiago de Compostela. En realidad, se conectaba desde el olvidado Telecentro de Arzúa que permanecía cerrado al público, pero eso nadie lo sabía.

Alana seguía sin noticias de Nicolás. Nadie le daba noticias de él. Así fue como se dispuso a viajar a Irlanda, pero una semana antes, se encontró en La Coruña con la hermana de Nicolás. Su aspecto y sus ropas no le pasaron inadvertidas. Fue así como conoció la noticia de su muerte.

Investigó el caso. Nicolás había muerto el mismo día que le envió aquella extraña caja blanca que no sabía como se podía abrir.

Pero ya era tarde para cualquier acción. Lo comprendió esa noche cuando el Inferus la tomó por última vez hasta que la llevó a la muerte. Sin embargo, ella había fotografíado la caja y copiado los símbolos, y aunque el Inferus se llevo la caja blanca. Ella dejó una pista de su peligroso contenido. Su aso fue catalogado como violación con asesinato, y robo.

Sin embargo, el agente de la Interpol Conn Arsavan descendiente directo de un Nuntius reconoció la caja y los símbolos. Él se encargaría de perseguir ese mal.

martes, 8 de febrero de 2011

"LAS ESTATUAS INVISIBLES" (Dedicada a Isaac Asimov)

En 2005, un caballero desapareció en Oxford, su nombre era George Bitternut. Le dejo a sus herederos tres cosas en herencia: un castillo en un apartado lugar de Inglaterra, casi un millón de libras, y, lo menos importante, un libro de recetas para invocar demonios que nadie tomó en serio.

George Bitternut había desaparecido de forma misteriosa en la biblioteca del Magdalen College. había acudido allí como gran lector de cuentos a una serie de conferencias sobre J.R.R. Tolkien, C.S. Lewis y el The Inklings.

Allí estaba también Erz Mathews. Y, Erz fue el encargado de comunicar a la familia la desaparición del Sr. Bitternut.

Por esa deferencia de avisar, Erz, fue invitado a ser testigo del reparto de la herencia. El castillo se lo dejó a su hijo George, como pago por haberlo cuidado. El dinero se repartió entre todos sus hijos legítimos y extramatrimoniales. pero nadie quiso saber nada del libro de recetas para invocar demonios. De hecho, hablaban de quemarlo. Erz demasiado protector en lo que a libros se refiere se ofreció a comprárselo por sesenta libras, diez por cada heredero.

Erz Mathwes no supo exactamente que había comprado hasta que llegó a su casa de Londres. El libro era muy antiguo, estaba en inglés medieval, en antiguo anglosajón, pero eso para Erz no fue problema. Erz era tan fan de Tolkien que estudió filología y se especializó en lo mismo que el autor inglés, peor Erz no era inglés, era escocés, de Edimburgo, aunque ahora vivía en Londres.

Una de las recetas aparecía remarcada. Leyó los ingredientes y las palabras que había que decir, y decidió probarla tras tomar algunas precauciones. Lo hizo a las tres semanas.

Al completar la receta y la formula se sorprendió al ver que el ser que aparecía ante él sobre la esa aunque tenía el aspecto de un demonio sólo media como su pulgar. Era un demonio amistoso, dispuesto a ayudar, cuyo nombre para los humanos era Azazel pues su verdadero nombre ,como el de todos los demonios, era y es mucho más complejo y difícil.

Sea como sea, al cabo de un tiempo, Erz Mathews terminó en España, en concreto en Logroño.

Se hallaba sentado en una mesa, en un cómodo lugar de un pequeño restaurante, que no nombrare, en donde comía y escuchaba a desconocidos, a conocidos y a amigos.

Ese día estaba sólo, mirando pensativamente el periódico.

Entonces entró José Rodriguez. José era un buen escultor. Siempre atento a los plazos de entrega de sus obras, siempre impaciente y en disgusto con su calidad y lo que él deseaba expresar. Era uno de los muchos conocidos de Erz. Así, que, cunado se sentó con cara de decepción a su mesa no dijo nada y esperó.

El azar quiso que el pequeño demonio Azazel estuviese en ese momento allí, escondido en el bolsillo de la camisa de Erz, y escucho las palabras de José.

- Mira Erz, ya sabes que soy un buen escultor pero estoy cansado de las quejas de quienes me contratan.
- ¿Qué ha pasado esta vez?
- La empresa Jazz Group me ha contratado para hacer siete esculturas, quieren esculturas sorprendentes, dignas de la admiración popular. Sin embargo, me avergüenza decir que los técnicos del ayuntamiento, de la diputación y de la comunidad no gustan del trabajo que he hecho.
- Nunca se puede trabajar a gusto de todos.
- Si pero las obras ya están hechas, no tengo tiempo para hacer otras. ¡Ojala fueran del gusto de todos ellos!¡Ojala fueran dignas de un emperador!
- No te preocupes seguro que se soluciona- dijo Erz.
- Eso espero -dijo el otro mientras se levantaba e iba a pagar su consumición.

Luego, Erz lo vio irse airado.

Erz no pudo menos que pensar que José tenía un problema. Entonces el pequeño demonio le hizo una señal. Erz se levanto, pago su comida y se fue a su piso de alquiler.

Parecía el infalible Azazel dispuesto a ayudar a José. Le parecía una buena acción cumplir su deseo, aumentar sus ingresos, y, a la vez, dar un escarmiento a lagunas personas.

No obstante, Erz tenía reparos en que Azazel actuase.

- Humanos- dijo-, ese hombre necesita ayuda. Por suerte, en este caso no necesito interferir en la naturaleza de su persona. Sólo tengo que cambiar algunas cualidad de esas estatuas. De hecho, serán famosas en toda España.

Le agradaron a Erz las palabras del demonio, pero le parecía un tanto desproporcionado que Azazel usase su poder.

- Tranquilo, es fácil y sólo unos pocos serán castigados. Puedes llamarlo una acción de justicia.
- Bueno -dijo Erz-, si nadie sale perjudicado actúa.

Pasaron unas semanas, José Rodriguez se había ido a un viaje. Erz se sentó en la cafetería y observó la excitación de los riojanos. En muchos había enfado y disgusto.

Se acercó al camarero, y, preguntó:

- ¿Qué sucede?

Por toda respuesta el camarero le dio el periódico mostrándole una noticia. Erz, por alguna razón, no pareció sorprendido. "Estatuas desaparecidas", rezaba el titulas. Leyó el artículo detenidamente, y contuvo una sonrisa.

Ahora la policía investigaba dónde habían ido a parar las estatuas o si todo era un timo de los políticos.

Erz rió a carcajada partida. Pagó el café que había tomado, y se marchó bajo la atenta mirada de los paisanos allí reunidos.

Meses después por motivos familiares Erz Mathews volvió a Edimburgo. Vio a José en aquella ciudad y se extrañó de ello. Naturalmente, él al principio no se dio por enterado.

Al final, sin embargo, se encontraron en la bibliotecas del Royal Dúnedin.

- ¿Erz?- preguntó José.
- Sí, estoy aquí atrás.

José inspiró profundamente varias veces. Y, luego le dijo.

- Seguro que ya has visto las estatuas. ¿A qué son maravillosas?
- NO las he podido ver. He estado ocupado.

Entonces le enseñó las fotos. Ciertamente eran unas obras magníficas. Erz le dio la razón. En las fotos las estatuas estaban en su sitio colocadas, ¿porqué la gente no podía verlas?

Cuando estuvo a solas, Erz consultó con Azazel. El pequeño demonio le señaló un pequeño cuento, "El Traje del Emperador" era el título. Lo leyó y comprendió que había sucedido. Era algo que ya no se podía cambiar, y en el fondo le hizo gracia.

miércoles, 2 de febrero de 2011

"DESAPARECIDO"

En un tiempo tuve un amigo, Fontana..., Juan Fontana. Es seguro que no lo conocéis. Y yo hace ya muchos años que no lo veo.

Juan era un joven carismático. Nadie parecía poder huir de su capacidad para atraer. Todo él era carisma. Su forma de vestir, sus hábitos, la forma de llevar la cartera siempre atraían a todos y a todas. Las chicas de nuestra edad, pero también alguna mayor o menor, le esperaban a la puerta de la clase para salir con él del instituto.

Más un día despareció. Aún hoy nadie es capaz de asegurar a donde fue de forma clara. Sólo se percibió su ausencia como si una sombra o un vacío ocupase el lugar que él ocupaba normalmente. Las chicas se arremolinaban hablando sombre donde habría ido. Y, durante años he guardado silencio sobre los sucesos de aquellos días.

La cosa empezó un viernes. Al menos, debo confesar el día que fue, el primer viernes de febrero, y parece que terminó al viernes siguiente.

Reconozco que en mi mente hay un punto ligeramente imaginativo. Pero la fantasía puede ser peligrosa. Juan me lo ha dicho medio a regañadientes después de su desaparición. Y, la verdad, le creo, pues volvió cambiado.

Todo comenzó aquel viernes con un juego. Era una suerte de juego de rol en el que debíamos de buscar un tesoro oculto. Había lugares con pistas: la fuente de la Quenlla, el Castro Curbín, la Capilla de la Madanela, la Biblioteca... En un principio fue de lo más normal. Al llegar las ocho nos reunimos en la bilbioteca y quedamos para continuar al día siguiente. pero, al día siguiente, Juan no apareció. Por supuesto, fuimos a buscarlo a su casa, pero sus padres no sabían nada de él desde la tarde del viernes. Se organizaron grupos de búsqueda, se trajeron perros, pero de Juan no había rastro.

¿Dónde estaba? Nadie lo sabía.

Durante siete días Arzúa fue rastreada. Se buscó hasta debajo de las piedras. Más Juan no aparecía.

Llego el viernes por la noche. Todos estábamos preocupados, y las beatas rezaban en la iglesia mientras otros buscaban. Entonces, apareció.

Una pareja de la guardia civil lo encontró desorientado en la estación de autobús de Betanzos. Llamaron a Arzúa y fuero a recogerlo. Durante semanas trataron de que contase que había pasado. Pero él no habló con nadie. Y, llegamos a la conclusión de que nunca explicaría a nadie que había sucedido.

Meses después de aquello se reunió con nosotros. Llego caminando entre la niebla como una sombra, como un alma en pena.

Subimos a la casa de Luis. Allí nos pidió ver los mapas del juego. Los miramos y vimos las cruces. Teníamos todos marcadas todas a excepción de una en Castromil.

- Habéis tenido suerte de no ir allí- nos dijo-. Os hubiese pasado como a mi.
- ¿Qué sucedió?- se atrevió a preguntar Mateo.
- Cuando salimos de la Biblioteca pensé que tenía tiempo de visitar ese último lugar. Fui allí... Sabéis que había una mina romana en Castromil. El lugar era esa mina. Como se estaba haciendo tarde me iba a volver a casa cuando vi una luz que procedía de su interior. Sin embargo, no la alcance en ningún instante. Cuando me quise dar cuenta estaba perdido y desorientado. Sentí que había algo más allí, una gélida presencia. Me asusté y corrí sin saber que dirección seguía. Entonces cuando me iba a dar por vencido vi la luz del Sol. Caminé y salí al exterior. Estaba en una suerte de basurero, en un bosque, pero no cerca de Arzúa. Estaba en un lugar llamado Irixoa. Así desorientado cogí un autobús a Betanzos. El resto de la historia la conocéis.
- ¡Qué extraña experiencia!- dijo Alberto.
- Lo mejor será destruir todos los mapas...- dijo Juan.

Mi mapa yo lo había guardado en un archivador de seguridad. Mentí diciendo que yo lo había tirado a la basura días atrás. Luego, todos destruyeron sus mapas.

Yo olvide el caso hasta que no hace mucho un peregrino me preguntó por la mina romana de Castromil.

Le contesté que ya no existía, que había sido cerrada con toneladas de tierra y piedras.

- Eso a nivel de conservación del patrimonio histórico debería ser denunciado. Pero a nivel de seguridad es mejor así.

Pregunte la razón. Él me respondió:

- Hay lugares que deberían permaneces cerrados. Hay lugares por los que el mal puede llegar. Seguro que algún día me entenderás.

"LA SOMBRA DEL VAMPIRO"

En muchos lugares hoy, nadie cree ya en los vampiros. Bueno, no es eso exactamente, hay algunas personas que ahora los unen a la idea que Stephenie Meyer nos ha mostrado, otros más valientes se han leído los libros de Anne Rice. Pero eso no es, realmente, creer en vampiros. Eso es literatura.

Yo conocí un vampiro, me dio un escarmiento.

Me presentaré primero. Mi nombre es Natalia.

Yo como muchas de mis amigas creía en esos vampiros literarios. Dicen que es un primer paso. Más ahora sé que son reales.

Estaba en época de examenes e iba a la biblioteca a estudiar. Unas veces por la mañana otras por la tarde hasta la hora de cerrar.

Una de esas tardes, después de salir de la biblioteca, decidí ir hasta la cafetería a tomar algo. Esa mañana me había encontrado con Ángel, un viejo compañero de clase y habíamos estado recordando viejos tiempos. El tiempo paso con esos recuerdos mientras estaba en la cafetería, y cuando miré el reloj ya eran las nueve de la noche.

Nunca he tenido miedo a la noche, tampoco a los lugares lóbregos y tétricos. Pero esa noche fue diferente.

Tenía que cruzar un rincón, que definiría de poco tranquilizador, de la calle en la que vivo. Me dí cuenta de que un silencio sepulcral envolvía el ruido de mis pasos y sentí como unos ojos se fijaban en mí, como si me desnudasen. No se movía ni una brisa de aire. Entonces, por el rabillo del ojo, percibí un movimiento cerca de mí, una sombra en movimiento o algo así. Miré en aquella dirección más nada vi extraño, así que proseguí mi camino. Fue entonces cuando una sombra oscura me agarró y me llevó a la zona más oscura de la calle. Cegada por esa oscuridad me sentía muerta de miedo. Traté de zafarme y huir, pero quien me sujetaba era sumamente fuerte. Cuando mi resistencia ceso por agotamiento me dio la vuelta permitiendo que viese su rostro. Un rostro noble pero lleno de cicatrices. Sus ropas eran de marca y sus cabellos eran castaños.

Me llamó la atención su peculiar sonrisa, que parecía inocente o llena de dulzura. Inmediatamente mostró una sonrisa abierta mostrando todos sus dientes. Se me heló el alma. largos colmillos aparecían en ella. Era un vampiro.

Estrechó mi cuerpo. Aproximó su boca a mi cuello y mordió. Me dí por muerta. Sin embargo, no me mató. Bebió parte de mi sangre causándome una extraña y anormal sensación de placer.

Cuando terminó me miró con una mirada hipnótica, una mirada que cerraba cualquier posible duda.

- ¿No crees que caminar a estas horas es peligroso?- preguntó.
- Sí, es peligroso.

Él asintió con su cabeza.

- Siento haber tenido que darte este susto.

Hizo una pausa para luego decir.

- No vuelvas a caminar a estas horas. Si lo vuelves a hacer o te mato o te convierto en alguien como yo. Creo que no te gustaría ninguna de esas posibilidades. Por tanto, recuerda bien mis palabras.

Me sentí abochornada, pero también agradecida. Asentí a sus palabras; y, él cubrió la herida que me hizo con un pañuelo de seda.

- En dos días la marca desaparecerá. Ahora, ¡vete! no deseo hacerte ningún daño.

Me alejé de allí lo más deprisa que pude. Llegué a casa, me acosté después de una cena copiosa y al día siguiente no me levante hasta el mediodía. Sé que él mira alguna vez por mi ventana. Pero desde esa noche, a las ocho y media yo ya estoy recogida en casa.