martes, 26 de marzo de 2013

SIN DESTINO- FATELESS.

Eran las cuatro de la madrugada. Se despertó con sabor de sangre en la boca, en el paladar. Eso no era normal.

Todo había comenzado cuando quiso escribir aquel relato. Sin embargo, del texto sólo había en el papel unas cuantas líneas... Unas cuantas palabras... Unas cuantas letras que si mirabas con detenimiento no llegaban a las 100 por párrafo.

El texto yacía sobre la cama a su lado.

Lo miró. Se preguntó porque había elegido aquella tinta roja para escribirlo.

Leyó las primeras palabras:

"100 días sin saber a dónde voy... 100 días sin poder escribir... 100 días sin un destino que contar..."

Parecía una canción, parecía como si al leer escuchase una melodía oculta.

Se levantó y caminó hasta el baño. Se mojó la cara para refrescarse. El sabor a sangre aún continuaba en su boca.

"No serviría como vampiro, no me gusta esta sabor", pensó. Más desde el otro lado del espejo pareció llegar una respuesta a ese pensamiento. "Llegarías a acostumbrarte..."

Volvió a la habitación. No podía dormir. Encendió el nuevo ordenador portátil HP que se había comprado. Se conectó a Internet.

Tenía un mensaje: "Bombón, ¿Quieres ver una página hermosa?"

Había un enlace allí. Pulsó el ratón para acceder. En ese instante un trueno sonó a lo lejos.

La pantalla del ordenador se puso en blanco. Entonces comenzaron a aparecer unas letras rojas como si fuesen sangre. Ponían: "Dentro de tres días a las 12 de la noche serás nuestra. Serás un ser sin destino."

EN INGLÉS:
It was four in the morning. He woke up with the taste of blood in the mouth, on the palate. That was not normal.

It had started when he wanted to write that story. However, the text on the paper had only a few lines ... A few words ... A few letters that if you looked carefully did not reach the 100 para.

The text lay on the bed beside her.

I looked. He wondered why he had chosen to write this red ink.

He read the first words:

"100 days without knowing where I'm going ... 100 days without being able to write ... 100 days without a destination to tell ..."

It seemed like a song, it seemed as if reading a melody hidden listen.

He got up and walked to the bathroom. Splashed her face to cool. The taste of blood was still in his mouth.

"It would serve as a vampire, I do not like this taste," he thought. More from the other side of the mirror seemed to get an answer to that thought. "You'd get used ..."

She returned to the room. She could not sleep. She turned on the new HP laptop that was purchased. Was connected to the Internet.

She had a message: "Blossom, do you want to see a beautiful page?"

There was a link there. He pressed the mouse to access. Just then thunder sounded in the distance.

The computer screen went blank. Then began to appear some letters as if they were blood red. Put: "In three days at 12 in the night will be ours.'ll Be a being without a destination."

sábado, 23 de marzo de 2013

EL ROSTRO - THE FACE


"Este relato se presentó como primicia en el podcast 'Noche con Szymon y Clara' (http://www.ucc.santiperez.com/ucc/Szymon_y_Clara/Szymon_y_Clara.html)".

Dormía. A través de la oscuridad de su sueño se veía a lo lejos una luz creciente, en esa luz había un rostro. El rostro de una hermosa mujer que él no había visto nunca.

Era de noche. Se levantó una vez más bajo el sonido del viento y la lluvia golpeando contra los cristales. También sonaba un teléfono. Caminando bajo la luz que entraba por la ventana se aproximó a él. Con rostro serio lo descolgó. Uno de sus compañeros hablaba susurrante al otro lado de la línea. Al oír las palabras su rostro se endureció todavía más.

Al mismo tiempo en la oscuridad de una de las callejuelas de la ciudad un hombre perseguía a una mujer. No era una mujer cualquiera. No había sido elegida al azar. Su cabello era castaño como también lo eran sus ojos. Era alta, estilizada como una modelo o una actriz. Se veían en sus rasgos y en su aspecto esa mezcla de genes que había en ciertos lugares del Este Europeo, entre Polonia y Yugoslavia. 

Mientras el hombre que había recibido la llamada se preparaba para ir al encuentro de su compañero. Este le había avisado de una desaparición más, otra mujer de entre 28 y 38 años en la zona norte de la ciudad. 

El agente que le había llamado caminaba en ese instante por la parte más oscura y recóndita de aquel lugar. Se iluminaba con una linterna para no tropezar, pero incautamente no había sacado el arma reglamentará de la funda. Siguió caminando por un lugar que en cierto momento se le hizo familiar. Era la calle que llevaba al antiguo edificio de la comisaria. Un edificio ahora en desuso y prácticamente olvidado por todos salvo quizá por algún mendigo. Llego a la puerta y penetró en su interior. 

Después... Silencio.

En otro punto de la ciudad aquel que había sido llamado tomaba con otro agente un coche y acudía al lugar. 

A los diez minutos llegaron. Caminaron entre las sombras hasta llegar a la puerta de la vieja comisaria. Una puerta que observaron detenidamente. Entraron en el interior del edificio preparados para todo. Más nada sucedió. De golpe, tropezaron con algo que había en el suelo. Era el agente que había entrado, aquel que le había llamado por teléfono. Estaba malherido.

- Salva a la chica...- dijo, y susurro una casi inaudible dirección.

Salió corriendo a esa dirección. Mientras, el otro agente se quedaba atendiendo al herido y esperando a los refuerzos.

Llegó al piso. Tiró la puerta abajo al escuchar un grito en la oscuridad del lugar. Encendió la luz. Siguió caminando hasta llegar al salón. Sobre una repisa había un reloj, un reloj que se había quedado parado en esa hora. En el suelo estaba la mujer con una mueca de horror en su cara. La televisión estaba encendida, en ella unas terribles e hipnóticas imágenes aparecían...

No necesitaba saber como terminaría la investigación. Hacía años que estos casos eran cerrados y no se investigaban. Pero su mejor amigo había sido herido, quizá ya hubiese muerto o quizá no. Y él no lo olvidaría.

Se fijó en la mujer muerta. Se fijo en su rostro. Entonces, se dio cuenta a quién se parecía. Se parecía a su amada Slava. La mujer que poblaba sus sueños y pensamientos. 

Avisó a los compañeros de homicidios tras revisar la casa. Sacó fotos con su móvil. Y, después, simplemente se puso a esperar. Sabía lo que tenía que hacer. Tenía que conocer el aspecto de las otras mujeres desaparecidas. Lo investigaría a escondidas, no podía dejar que los mandos lo descubriesen. Si algún compañero le preguntaba diría que buscaba documentación para un amigo que era escritor...

Su mente recordó con claridad el rostro que aparecía en sus sueños. Era el rostro de su amada, Slava, Slava Gavic. Y, recordó que ella también había desaparecido en una de las ciudades del Oeste del país...

Y esta chica que había encontrado muerta se parecía a ella...

EN INGLÉS:
"This story is presented as a first for the podcast 'Night with Szymon and Clara' (http://www.ucc.santiperez.com/ucc/Szymon_y_Clara/Szymon_y_Clara.html)".

He slept. Through the darkness of her sleep was a light in the distance growing, in that light had a face. The face of a beautiful woman he had never seen.

It was night. He rose again to the sound of wind and rain beating against the windows. Also a phone rang. Walking in the light coming through the window approached him. With a straight face he picked. One of his companions spoke whispering across the line. Hearing the words his face hardened even more.

At the same time in the dark alleys of the city a man chasing a woman. It was not just any woman. It had not been chosen at random. His hair was brown and so were his eyes. She was tall and slender as a model or an actress. They looked at their features and appearance that mixture of genes that had in some parts of Eastern Europe, Poland and Yugoslavia.

While the man who had received the call was preparing to go to meet his partner. This had warned of a disappearance over, another woman between 28 and 38 years in the north of the city.

The agent had called him at that moment I walked through the dark and hidden part of that place. It shone a flashlight to avoid tripping, but had not taken incautiously regulate the gun from the holster. He walked by a place that at one point he became familiar. It was the street that led to the former building commissioner. A building now disused and almost forgotten by everyone except perhaps for a beggar. He reached the door and stepped inside.

After ... Silence.

In another part of the city who had been called to another officer took a car and went to the place.

Ten minutes later they arrived. They walked in the shadows until he reached the door of the old police station. A door carefully observed. They entered the building ready for anything. More nothing happened. Suddenly, stumbled over something on the floor. It was the agent who had come, that he had telephoned. He was badly wounded.

- Save the Girl ... - he said, and an almost inaudible whisper direction.

He ran to that address. Meanwhile, another officer was attending to the wounded and waiting for reinforcements.

He reached the floor. He pulled the door down to hear a cry in the darkness of the place. He turned on the light. He walked up to the room. On a shelf was a clock, a clock that had been stopped at that time. On the floor was a woman with a look of horror on her face. The television was on, in it a terrible and hypnotic images appeared ...

He did not need to know how to end the investigation. For years these cases were closed and not investigated. But his best friend had been wounded, perhaps already dead or maybe not. And he would not forget.

He looked at the dead woman. Were fixed on his face. Then he realized who it seemed. He looked like his beloved Slava. The woman who peopled his dreams and thoughts.

Notice to fellow homicide after reviewing the house. He took pictures with his mobile. And then just waited. He knew what he had to do. She had to know the appearance of the other missing women. We investigate in secret, could not let it control discovery. If a classmate asked him would he sought documentation for a friend who was a writer ...

His mind clearly remembered the face that appeared in his dreams. It was the face of his beloved, Slava, Slava Gavic. And she remembered that she had also disappeared in one of the country's western cities...

And this girl who was found dead looked like her ...

martes, 19 de marzo de 2013

El Calor Airado.

La oscuridad rodeaba todo. El sonido de un teléfono se escucho a lo lejos en la oscuridad, como si fuese una de esas máquinas que marcan los latidos de un corazón.

Se levantó y camino por el espacio del salón que lo separaba del teléfono. Tan sólo la luz de la luna atravesando la ventana iluminaba la habitación aquella dando a todo un aire misterioso, tétrico... El hombre, un joven de unos 30 años descolgó.

Se escuchó una voz a través del teléfono. La ira lo embargó. 

Unos hombres estaban atacando a mujeres, como mínimo les robaban sus posesiones pero en al menos tres casos terminaron asesinándolas. Habían visto sus rostros.

Como si de Batman se tratase salió a la oscura noche corriendo. Atravesando una ciudad que era su ciudad, sintiendo como vibraba, como gritaba, como amaba. La ciudad era todo par él, y él ¿qué era él? ni él mismo lo sabía.

Después de recorrer varias manzanas llegó al edificio donde se había cometido el último de los asaltos. Allí dentro de un pequeño armario habían metido el cuerpo de la última de las víctimas para ocultarlo el mayor tiempo posible a todo el que entrase en la habitación. Incluso trataron de ordenar esta. Más tanto él como la policía se dieron cuenta de que alguien había tratado de organizar todo. 

No había huellas. 

Más alguien había visto lo sucedido desde el edificio de enfrente. La descripción de los asaltantes surgió y la imagen flotó en su mente para permanecer allí.

Salió por la escalera de incendios y subió a la parte de arriba del edificio. Entonces escucho a lo lejos un grito. Más ágil que un equilibrista corrió por los cables de teléfono hasta llegar a la esquina de una de las calles de los teatros. Dos mujeres que habían ido con una niña al teatro estaban siendo asaltadas. 

Frunció el ceño, observo a los hombres. Eran los criminales que buscaban. Con una agilidad que recordaba a Daredevil descendió como un relámpago golpeando a los tres asaltantes. No les dio tiempo de reaccionar. Los neutralizó, instó a los mujeres a que llamarán inmediatamente a la policía, y como una sombra desapareció antes de que se dieran cuenta o le puediesen dar las gracias en una oscura esquina.

- ¿Quién es él?- preguntaron a los policías.
- Es el Guardian de esta ciudad. Nadie sabe nada más de él -fue la única respuesta que obtuvieron.

Él había convertido la Ira en la fuerza con la que defendía a las buenas gentes de la ciudad. Su puño era el fuego que devoraba a los malhechores. Su nombre, el misterio más oscuro y oculto de la historia de aquel lugar.

EN INGLÉS:
The darkness surrounding everything. The sound of a phone was heard in the distance in the dark, as if it were one of those machines that make the beating of a heart.

He got up and walked down the hall space that separated the phone. Only the moonlight through the window illuminated the room that giving everything an eerie, creepy ... The man, a young man about 30 years picked.

A voice over the phone. Anger seized him.

Some men were attacking women, at least they stole their possessions but in at least three cases ended up killing them. They had seen their faces.

As if it were left to Batman the dark night running. Crossing a city that was their city, feeling vibrated like screaming, as loved. The city was all pair him and he what was he? even he knew.

After walking several blocks arrived at the building where he had committed the last of the rounds. There in a small closet had put the body of the last of the victims to hide as much as possible to everyone who entered the room. They even tried to arrange this. More police both he realized that someone had tried to organize.

There were no tracks.

More anyone had seen what happened from the opposite building. The description of the assailants emerged and floated image in his mind to stay there.

He went out the fire escape and climbed to the top of the building. Then I hear a distant scream. More agile than a tightrope ran through telephone wires down to the corner of a street from the theaters. Two women who had gone to the theater with a girl were being mugged.

He frowned, watched the men. They were seeking criminals. With an agility that reminded Daredevil fell like lightning hitting the three assailants. They did not have time to react. The neutralized, urged women to call the police immediately, and like a shadow disappeared before they knew it or puediesen thank him in a dark corner.

- Who is he? - Asked the policemen.
- The Guardian of this city. Nobody knows anything more from him -was the only response they got.

He had become Anger in force to defend the good people of the city. His fist was the fire that devoured the evildoers. Your name, the darker and hidden mystery in the history of the place.

lunes, 18 de marzo de 2013

Una Envidia ardiente de Calor.

John Michaels sentía celos de todos ellos, de todos aquellos que lograban publicar lo que escribían aunque lo que publicaban fuese malísimo.  Su madre era alemana y su padre era canadiense pero ambos lo dejaron al cuidado de su viejo tío y lo olvidaron. 

Los celos lo corroían fue detenido en varias ocasiones por destrucción de libros en bibliotecas. 

Desde los quince años llevaba enviando escritos a editoriales, participando en concursos, dándose a conocer en la media que le era posible como escritor desde la pobreza en la que vivía. Nunca le hicieron el menor caso, y eso corroía su alma como un terrible fuego. Entonces llegó Internet, en esta red de redes se percibía un nuevo potencial de oportunidades. Volvió a intentarlo a través de un blog de cuentos misteriosos. Su estilo comenzó a llamar la atención de autores en Estados Unidos. Su blog se hizo muy popular, pero ninguna editorial se puso en contacto con él para publicar las novelas que tenía escritas y las que tenía en su mente.

Consiguió viajar a Estados Unidos. Se asentó en las cercanías de Los Ángeles. Allí trató de vivir escribiendo guiones para Hollywood, consiguió vender algunos y un guionista lo contrato como negro, pero seguía sin ver su nombre, ni en los créditos de las películas o series de televisión ni tampoco en estanterías de librerías y bibliotecas.

Entonces, comenzó a escribir una nueva novela, "Asesino de Escritores". En ella un escritor al que nadie le publicaba sus obras comenzaba a asesinar a escritores de misterio haciendo que sus cuerpos apareciesen como las víctimas de sus últimas novelas. 

Consiguió permiso para documentarse con el cuerpo de homicidios de Los Ángeles en casos de asesinato similares a los de las novelas de algunos escritores escogidos al azar. Durante tres semanas estudio profundamente esos casos. En esas mismas fechas, tres escritores aparecieron muertos en Miami, sus cuerpos aparecieron como las víctimas principales de sus últimas novelas. Steven Heshlay, Idan García, y Mary Ann Dawson fueron las primeras víctimas del "Asesino de Escritores". La policía no sospecho de John Michaels  porque en teoría había estado con ellos. Lo que no sabían era que había estudiado semanas antes las vidas de esos autores, y en tres viajes relámpago de cuatro horas bajo una falsa identidad cometió los crímenes.

Las editoriales tenían el borrador previo de la novela de John Michaels y vieron el paralelismo entre los casos sucedidos en Miami y lo escrito en la novela. El FBI fue informado de ello. 

Durante meses investigaron los crímenes de Miami. Entonces surgieron otros tres casos en la punta opuesta de Estados Unidos.

A John Michaels le corroía la envidia al ver como la editorial seguía dando largas a su novela mientras que publicaban las de otros. El FBI lo interrogó pero no pudo sacarle nada. Lo intentaron incluso con el polígrafo. Nada.

No había pruebas físicas, ni ADN. No tenían nada salvo la narración de la novela de John. Sin embargo, el no había viajado a ninguno de los sitios dónde se habían cometido los crímenes.

De golpe, John Michaels desapareció tras escribir los últimos capítulos de su novela. En ella contaba como el FBI perseguía al asesino en serie tras los últimos tres asesinatos al conseguir establecer un vínculo. 

EL agente Richard Rodgers leyó el libro completo y tras ello descubrió que si Michaels era el "Asesino de Escritores" pronto cometería los últimos asesinatos. Siguiendo la descripción de las víctimas en la novela hicieron un perfil de los escritores que podrían ser los blancos de sus ataques homicidas. De las tres últimas víctimas dos murieron y la tercera, malherida se salvo gracias al propio agente Rodgers.

Se inició la persecución de John Michaels por todo Estados Unidos, su rostro estaba en estaciones y aeropuertos de todo el país. Parecía haberse esfumado. El FBI instó a la editorial a publicar su novela  con el fin de hacerlo salir de su escondite.

El día en que la novela suya apareció en las librerías a la venta apareció un cuerpo en una callejuela de New York, en su novela John Michaels, escribía que el último crimen del asesino sería colgando al mayor de sus enemigos en una oscura callejuela de una ciudad de Estados Unidos. Aparecería colgado estrangulado por los cordones de sus zapatos y su cinturón...

Cuando los agentes de Homicidios de New York comprobaron las huellas vieron que eran las de John Michaels. Él también se había convertido en víctima del asesino. En el cinto aparecieron tres juegos de huellas distintas, el primer juego del propio Michaels; el segundo juego, del dueño de una tienda de Bronx; el tercer juego, era un juego de huellas que no aparecía en los archivos básicos. Más cuando Richard Rodgers comprobó las huellas en la base de datos del FBI descubrió que pertenecían a Charles Salés, un peligroso criminal desaparecido hacía 21 años en Texas. 

Volvieron a repartir su foto, actualizada con un programa informático que hizo avanzar la imagen hasta el aspecto que supuestamente tendría actualmente.

Seís meses después Charles Salés era detenido en Compton, California. Durante todos esos años había permanecido allí oculto trabajando como electricista. 

Más el misterio permaneció, pues apesar de las pruebas dactilares, testigos aseguraron que Charles Salés a quién ellos conocían como Adam López estaba en Long Beach cuando se cometió el asesinato de John Michaels.

Lo que sí es cierto es que Michaels por envidia asesino escritores en su novela, y escritores murieron en el mundo real como él escribió en su novela... 

Incluido él mismo... Se podría decir que: La Envidia lo mató.

sábado, 16 de marzo de 2013

El Calor de la Soberbia.

"En cuanto al terror que infundías, te ha engañado la soberbia de tu corazón..."

Se ocultaba en las secretas hendiduras de lo que los hombres ocultaban, ocupando poco a poco su mente y sus corazones. Tenía su hogar allí donde nadie lo iría a buscar jamás, salvo Dios, el Día del Juicio Final.

Durante siglos había sido así, desde que su fuerza se convirtió en creencia de que él mismo era una divinidad y podía actuar como desease. Se infiltraba entre los hombres haciendo que perdiesen la memoria de la historia. Inventando hechos que corroyeran sus almas para que perdidas se desvaneciesen en el limbo del tiempo.

Su soberbia lo engañaba, le daba un fuego ardiente, pero que en realidad era efímero convirtiéndolo en lo que era en realidad: un psicópata. Era un asesino sin remordimientos. Se había aislado del mundo sintiendo que era omnipotente. 

Le gustaba cazar. Sus víctimas, seres humanos. 

Cazaba hombres en los bosques, pero lo que más le deleitaba era capturar mujeres. Los periódicos del Condado de Broome en Estados Unidos comenzaron a hablar de mujeres que desaparecían en Fenton. Las sospechas recayeron sobre un preso fugado, pero este también se esfumó sin dejar rastro alguno.

Buscaba a cada tipo de víctima en un lugar distinto, dónde sabía que se sentiría confiada y segura. Cafeterías, ciberespacios, bibliotecas, supermercados... Las estudiaba a fondo y evaluaba dónde ellas se sentían más confiadas fuera de su hogar. Allí las atacaba y las hacía desaparecer.

Angela Burn decidió que atraparía al criminal. Viajó a Fenton y comenzó a vivir como una ciudadana más. De su casa a la cafetería de la esquina, de allí al trabajo, del trabajo al ciberespacio de la esquina.

En ese último lugar la vio. Pensó que sería una víctima perfecta. Sin familia, sin amigos, sin nadie que pareciese interesarse por ella. 

Así se decidió a sorprenderla.

Días después Angela Burn desapareció. Sus compañeros del FBI tuvieron que anunciar que ella estaba realizando una investigación para la agencia con el fin de atrapar  un terrible asesino en serie. dos agentes acudieron a Fenton con la foto de Angela y pudieron averiguar donde vivía.

Llegaron al piso y entraron. Estaba todo revuelto como si alguien hubiese estado buscando algo. Faltaba su ordenador y toda su ropa. Sin embargo,  quién entró allí dejó atrás varias cosas. Oculto bajo el piso en una esquina encontraron un disco duro externo TOSHIBA de 1 GB que tenía una copia del disco del ordenador de ella. En el encontraron mapas, con las marcas de las zonas dónde habían desaparecido las mujeres, y en otro mapa lugares donde habían desaparecido excursionistas, habitualmente hombres.

También tenía fotos de las víctimas y sus expedientes médicos.

Había un tercer mapa. En el Angela había marcado un punto muy concreto. Y también tenía un diario digital. 

Gracias a todo ello y a los testimonios de ciudadanos que recordaban haberla visto pudieron descubrir como fueron los últimos días de Angela. 

Tres días después con un nutrido grupo de hombres acudieron al punto que ella había marcado en el mapa. 

Había allí alzado un monolito con unos extraños símbolos y con caracteres hebreos. al rededor del mismo había más de cincuenta túmulos. Ella fue encontrada allí, en el último de los túmulos alzados.

Su asesino le había anudado un cable de televisión al cuello. Ella luchó por sacárselo, trató de usar su arma reglamentaría que estaba junto a ella y que había sido disparada. Más ella no murió estrangulada sino que dos puñaladas en el cuello.

Sólo había una diferencia entre ella y las otras víctimas que allí estaban enterradas. Salvo ella a todas las otras estaban destripadas y les faltaba la mandíbula. Además todas tenían un colgante con tres palabras en hebreo: שלום, אהבה וסקס.

Estaba claro que todos esos crímenes no eran improvisados. El psicópata que estaba llevando eso a cabo sabía lo que hacía y por que lo hacía.

El FBI se centró en el caso en honor a su compañera. Siguieron el rastro de los colgantes y en uno de ellos encontraron una huella. Era la huella de un joyero de Boston. Cuando fue interrogado este dijo que había vendido una partida de 200 collares como ese a un hombre de mediana edad.

Hicieron un retrato robot a partir de la descripción que les fue dada. 

Dos meses después un vagabundo encontró a un hombre de mediana edad muerto. Le habían disparado dos tiros en el pecho. Junto a él había un bolsa llena de mandíbulas humanas...













miércoles, 13 de marzo de 2013

Lujuría Ardiente.

¿Qué sabemos de las personas que nos rodean? ¿Qué sabemos del vecino del edificio de enfrente o de nuestro propio edificio, de la persona que tenemos junto a nosotros en la tienda, en el trabajo, en el cine, o en la librería? 

No sabemos nada. De eso se valen los más peligrosos criminales, de que no sabemos a quién tenemos delante nuestra. ¿Es el joven de chandal que tenemos en frente nuestra en la biblioteca una hacker, un espía, un policía o un asesino en serie? No lo sabemos.

Ella tampoco lo sabía. Iba casi todos los días a la biblioteca y coincidía con él. Él la miraba muchas veces. No de forma directa, no deseaba que ella se fijase en él. Él era un cazador; y, cada cierto tiempo necesitaba matar. Su deseo de matar no venía dado por nada especial salvo el deseo, y no cualquier deseo, el deseo lujurioso de poseer a la persona que iba a matar. 

Llevaba en Turtle Mountain el suficiente tiempo para pasar desapercibido. Él llevaba viéndola durante varios meses, coincidiendo con ella en la librería, en la biblioteca, en el supermercado... La llevaba vigilando para conocer a su familia, amigos... Quería saber TODO de ella antes de hacerla suya, antes de que se déjase llevar por el deseo... Llevaba meses siguiéndola. Era una mujer de entre 28 y 35 años, de pelo castaño, vestida de forma clásica. No era una mujer especialmente llamativa. Él se fijó en ella por el ordenador que usaba en la Biblioteca, un DELL oscuro con la zona del logotipo plateada. 

Ese día se fijó en ella. Ese día el deseo de hacerla suya surgió en él como otras veces.

El esperó a que llegase la una, la hora de cerrar. La vigilaba para seguirla. De hoy no se escaparía. Ya había elegido al "cabeza de turco" que cargaría con el crimen. Tenía todo preparado.

La siguió hasta la entrada a su piso, disfrazado de la persona que tenía que pasar por asesino, William Selleck. Se acercó a ella corriendo hacia ella y rápidamente la metió en una furgoneta blanca que tenía allí aparcada. Los gritos de ella fueron oídos por varios vecinos, que reconocieron furgoneta y secuestrador como William Selleck, pero no era él. La usó durante horas hasta la noche, una noche fría, ne una casa alejada donde el ruido de sus gritos de auxilio no se podría escuchar.

A la mañana siguiente la llevó a la 223 St. cuando uno de los vecinos lo observo todavía disfrazado salir con ella de la furgoneta gritó al atacante “¡Deje en paz a esa muchacha!”, el la soltó y  huyó en la furgoneta. La mujer se levantó y comenzó a caminar tambaleándose. El trato que él le había dado durante horas era mortal, pero estaba fuera de vista de aquellos que podrían haberle prestado ayuda a  tiempo.

Al final ella quedó tendida en el suelo, apoyada a una pared, como si se hubiese desmayado por el cansancio. Estaba muerta.

Las llamadas a la policía fueron confusas hasta ese momento.El hijo de uno de los testigos dejó constancia de que tanto sus padres como él mismo habían llamado a la policía avisando de lo que parecía un intento de secuestro, pero que parecía que el agresor huía sin ella en una furgoneta,  y ella se alejaba del lugar tambaleándose.

La policía busco la furgoneta con los datos que dieron los testigos. Había sido muy cuidadoso en que la matricula fuese casi igual a la del vehículo de William Selleck. Él se había disfrazado del propio Selleck para llevar a cabo su crimen.

La autopsia fue contundente. La mujer había mantenido relaciones sexuales durante horas, y precisamente esa era la causa de la muerte. El corazón le había fallado por esa razón.

La policía detuvo a William Selleck, pero le faltaban las pruebas del crimen, de la tortura sexual a la que supuestamente él había sometido  a la víctima. Él verdadero asesino había pensado en eso. Había preparado todo para que en la casa donde llevo a cabo el delito apareciesen la huellas de Selleck, su ADN, y otros detalles.

La policía no sospecho. Sólo un periodista sospechó algo raro. La razón es que había testigos que situaba a Selleck a casi 100 Km. de Turtle Mountain. El problema era que también estaban los testigos que vieron el suceso de 223 St. Era como si William Selleck tuviese un gemelo. Eso era imposible. El caso es que incluso la victima pensó durante todo ese tiempo que el criminal era Selleck dado que el asesino se había cuidado de arreglar su rostro para que fuese igual al de Selleck.

El único que daría en secreto aviso a la policía y al fiscal de que había detectado otros cuatro casos semejantes en la región.

Tenían un asesino en serie entre manos.

¿Quién podía ser él? Nadie lo sabía...

Para todos había sido el detenido y condenado. Para todos. No, para todos no. El periodista y el forense aun siguen investigando el caso en la sombra. Sólo tienen una pista contraria al que fuese William Selleck, y es que en las manos de la última víctima había una marca de maquillaje que ella no usaba y que tampoco tenía ni había adquirido Selleck en ningún lugar conocido.