viernes, 15 de febrero de 2013

DEMONIO EN LA RED (Devil in Red)

Tuenti... 

Twitter... 

Facebook...

¿Cuántas redes sociales existen? ¿Cuáles son sus peligros ocultos?

Josh McCoy era programador informático, pero había sido contratado por parte de la Comisión de Inteligencia del Departamento de Policia de nueva York para realizar una investigación en la red tras una serie extraña de desapariciones y muertes. De hecho, Nelson Kelly había hablado con un pariente suyo para que metiese a Josh en esa sección.

Como no sabían que hacer con Josh decidieron que lo meterían en la sección de personas desaparecidas en Manhattan.

Josh comenzó entonces su trabajo. 

Haciendo un estudio descubrió varios casos similares, dos de ellos estaban sin resolver. Todos casos de chicas jóvenes hispanas de entre 13 y 15 años. Decidió hacer una comparativa con los datos de otras zonas de Nueva York. Había dos asesinatos de chicas con ese rango de edad. 

Chicas de raza negra e hispanas... ¿Qué podían tener en común para que alguien quisiese matarlas o hacerlas literalmente desaparecer?

Ciertamente las estadísticas de asesinatos y raptos habían descendido mucho en comparación con años anteriores. Sabia que eso no tenía nada que ver que era otra cosa.

Parecía que no podría tener ninguna pista. Los informes parecían muy claros en cada uno de los casos, y, a pesar de todo, había varias similitudes en los casos. La única pista era el Library Hotel, en Manhattan. Todas las víctimas, las asesinadas y las desaparecidas, habían estado en su biblioteca en algún momento.

Josh se dirigió allí con su ordenador. Se instaló en un lugar apartado desde dónde podía observar a todos y todas. Pero investigar así era como tratar de averiguar de dónde procedían los susurros en la oscuridad de la noche.

Entonces observo algo. Observo una sombra tras una chica joven del rango de edad de las víctimas. Cogió su teléfono móvil y de forma indirecta usando un espejo como referencia sacó una foto de la chica y de la sombra que veía desde donde estaba colocado. La sombra se movía lentamente hacia ella que no se percataba de nada de lo que allí estaba sucediendo.

Consiguió hackear el ordenador de la joven desde el suyo propio y conectar su webcam.  La joven no se dio cuenta de ello.

En la pantalla de Josh en un recuadro pequeño grababa lo que aparecía en la pantalla de la joven mientras al servidor remitía las imágenes de video de la webcam. La chica se quitó las gafas y las limpió con un pañuelo pequeño que sacó del bolsillo. Era un de esos pañuelos o trapos que vienen dentro de las fundas de las gafas.

La sombra se alzó tras la chica. Su aspecto era extraño como si en ella existiesen cuernos, como si en ella hubiese algo más terrible que un simple fantasma. La sombra desapareció metiéndose en el interior del ordenador de la joven. Entonces comenzaron a aparecer los mensajes en twitter.  Mensajes lascivos que nacían con un claro objeto y no sólo era el de asustarla.

Leyó el último de los mensajes: "Levántate. Entra en el baño."

Ella tenía unos cascos puestos. Josh consiguió conectar el audio para grabar el sonido en el servidor. Bajo la música que ella escuchaba aparecía algo: una voz.

La voz decía: "Responde y obedece."

La chica comenzó a contestar olvidando al resto de sus contactos del twitter. El ser retorcía los mensajes que le escribía para que ella hiciese lo que él ordenaba.

"Levántate.", volvía a repetirle tanto por escrito como esa voz oculta.

"Hazlo". Leyó que le decía. "Obedece."

La joven miró a su alrededor.  Sólo había un niño a su lado.

"Olvida al niño", le llegó por twitter. Y la voz le decía, "Levántate".

Ella respondía que no podía hacerlo, más la voz insistía. "Mujer, ponte de pie, sóla y camina al baño."

Le repetía esas frases continuamente. Tratando de atraparla.

"Siente mis manos",  apareció escrito en el twitter de ella.

"Siente como te paso suavemente mis manos por la espalda", volvió a aparecer escrito en el twitter. Mientras la voz le transmitía mensajes obscenos por debajo de la música que estaba escuchando.

Josh comenzó a pensar que podía hacer por aquella joven. Ella cada vez se ponía más colorada. De golpe se levantó y se dirigió al baño. El ordenador quedó sobre la mesa, pero la joven no volvió a aparecer.

Josh comenzó a rastrear el contacto de twitter, la IP del equipo estaba allí en New York, es más estaba también en Manhatan, pero no pudo obtener la dirección física. Eso no era capaz de hacerlo desde allí.

Sacó su teléfono móvil y llamó a la Comisaría más cercana.

- Soy Josh McCoy del Comite de Inteligencia de la Policia de New York, número de placa 556743.
- ¿Qué desea?
- Necesito que rastreen rápidamente la IP que les voy a remitir por correo electrónico.

Les envió la IP. Mientras esperaba la respuesta abrió la imagen de video de la joven y la sombra. Comenzó a usar programas de imagen y al final apareció un hombre y un rostro tras la joven. Era un hombre de unos cuarenta años de pelo blanco y largo, o quizá fuese rubio, altura 1,80 metros, la ropa no se podía distinguir pero si la cara.

Envió la cara a la central de la Policia de New York para que usaran el nuevo programa de reconocimiento facial.

Lo usaron.

Salió un nombre: "Daniel Cooper."

Era un nombre imposible. Ese hombre era como un demonio o un fantasma que desaparecía sin dejar rastro cada vez que cometía una fechoría. La última vez que tenían registro sobre él era en un avión. Había saltado del avión y desaparecido sin dejar rastro.

Pero... Sería ese Daniel Cooper el mismo D. Cooper que aparecía en los registros...

Lo único que supo Josh McCoy es que la chica desaparecida no apareció. Sólo había una poco de sangre de ella en el baño del Library Hotel y huellas de ella en el techo. Nada más. No había ninguna otra huella.

La IP dio mejores resultados. Era de un ordenador en Manhantan, pero el ordenador pertenecía a la penúltima joven desaparecida.

Sólo cabía una posibilidad, hacer un rastreo en escalada de ordenador a ordenador hasta localizar el origen inicial. Llevase el tiempo que llevase, lo haría.

Así fue.

Medio año después cuando ya habían desaparecido casi una treintena de chicas, Josh localizó la fuente inicial. La IP del equipo de dónde recibió la primera chica desaparecida las mensajes. Procedía de un ordenador en la cárcel de Rikers Island. No sólo eso. El nombre del usuario del equipo era Den Carr. Cuando cotejaron su rostro con el de la foto de Josh vieron que tenía un gran parecido.

Lo curioso era que el ordenador no tenía conexión a Internet, y que Den Carr no podía salir del lugar.

Cuando fueron a interrogarlo lo encontraron sentado en el suelo con las piernas cruzadas. Parecía muerto, pero no lo estaba. Cuando abrió lo ojos y lo interrogaron sobre las chicas desaparecidas el se encogió de hombros y contestó:

- ¿Cómo quieren que sepa yo algo? Estoy encerrado en este lugar.

Josh decidió hacer algo. Durante meses estuvo trabajando en un virus informático específico. Luego volvió al Library Hotel. Cuando detectó que volvía a suceder lo de la otra vez insertó en el ordenador de la joven el virus. El virus atacó a aquel que le enviaba los mensajes.

La pantalla del ordenador de la joven se puso roja como si corriese sangre por su interior. En ese momento un hombre moría en una celda de Rikers Island. Su cuerpo apareció como si fuese el cuerpo de un demonio.  Las autoridades guardaron silencio al respecto.

Ninguna joven volvió a desaparecer como sus víctimas. Cuatro meses después los cuerpos de las chicas aparecieron en una nave cercana al puerto de New York. Estaban dentro un gran congelador.

1 comentario:

  1. Creo que deberías de revisar este inicio. No está mal pero no me termina de convencer.

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