martes, 26 de febrero de 2013

RETORNO EN LA OSCURIDAD

En algunas ocasiones terminar una relación es casi siempre más fácil que comenzarla. Es fácil terminarla pues ese fin siempre comienza igual, con las perlas de la decepción por parte de alguna de las partes que conforman la misma. 

Y, siempre para una de las partes se produce un gran dolor y sensación de perdida cuando eso pasa. Es como un virus que te atrapa y te hace sentir mal.

En ello pensaba Mary Swin mientras se alejaba bajo la lluvia en la oscuridad de la noche por un bosque de Cornwall. Había discutido con su novio y habían roto. Ella no podía soportar que él fuera tan celoso.
Se fue andando a pesar de que un amigo se ofreció a llevarla en coche. 

Ese fue el último día que la vieron con vida. Los principales sospechosos de su desaparición fueron el novio y ese amigo. Uno por ser el último en verla con vida y el otro por haber discutido con ella.

Más ella había iniciado el retorno en solitario en la oscuridad. Sola. Sin luz que la ayudase a ver.

En un recodo no vio que el terreno cedía bajo sus pies y cayó. Cayó a la oscuridad y su ojos se cerraron.

Los días pasaron. Los vecinos, la policía, todos la buscaron sin éxito. Hasta que unos senderistas que paseaban por las colinas encontraron su cuerpo junto a un árbol cinco días después. 

El pesar cayo sobre todos. Hasta algunos pensaron en que ella se había suicidado. No había sido así.

En el retorno en la oscuridad que había iniciado se había producido el peor desenlace. Un accidente por no poder ver que la llevó a la oscuridad más tenebrosa, a la oscuridad de la muerte.

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