sábado, 22 de marzo de 2025

"Los hombres de la Broadcasting House".

En uno de los despachos más olvidados, reconditos, oscuros y opacos de un edificio situado en Portland Place y Langham Place dos hombres trajeados se reunían en secreto. Tenían la misión más díficil de todas. Era una misión única, complicada, una misión que les llevarías varios años de sus vidas. 

¿Cuál era esa misión? Eso mismo se preguntó uno de esos asistentes, oficinistas o trabajadores de oficina que pululaban por el edificio con papeles de un sitio para otro. Bueno, lo pensó durante unos momentos mientras se dirigía con un montón de guiones de varias series de televisión para hacer copias para enviar a los actores. Curiosamente, ese no era su trabajo habitual, pero la persona que lo hacía se había puesto enferma de improviso y le pidieron a él que lo hiciese. No tubo oportunidad de negarse. No tubo oportunidad de decir que tenía que ir al hospital a atender a un familiar. Así que esa pregunta que voló por un momento en su cabeza se esfumó, o eso creyó él...

Los hombres que allí entraron eran conocidos como Val, y Raymond, había otro más Richard que estaba a su vez informando a Edward. Por supuesto, ninguno de ellos eran sus verdaderos nombres. Eran nombres en clave, sus verdaderos nombres no los conocían ni los directivos de la cadena, ellos sólo obedecían las ordenes que llegaban de estos en determinados momentos. No eran habituales salvo que fuera algo tremendamente importante, que na saliese una noticia muy específica de la familia real, que no se supiese que se habían gastado millones en la construcción de una base militar submarina en algún lugar del Atlántico Norte, o que se manipuelase una realidad para dar una salida justa y libertadora a algún Primer Ministro que estaba involucrado en un hecho que no debía ser conocido bajo ningún concepto por ser materia sensible de seguridad del estado.

Esta reunión se llevaba a cabo por que lo que se iba a hacer era algo que iba a afectar a millones de personas. Iban a hacer desaparecer "para siempre" y "de la memoria colectiva"  una serie emblématica de televisión.

- Raymond eso es prácticamente imposible de hacer. No en el mundo real. No hay un botón al que dar y que la gente olvide de golpe que una serie ha existido. 

-Cierto, habrá que hacerlo con mucho cuidado. Habrá que cerrar todas las puertas y posibilidades para que cualquiera pueda pensar en retomar historias de su protagonista sea en radio, en televisión ,en novelas en cómics... Va a ser muy complejo.

- Veamos, este es el esquema para hacerla desaparecer, ¿verdad?

- Si, ahora mismo Richard se lo está mostrando a Edward para que le dé el visto bueno.

- ¡Buff! -dijo Val mientras se servía un bourbon con hielo- Esto tendrá que hacerse en al menos 8 o 9 fases. ¿De cuánto tiempo tenemos para ello?

- Se nos da un plazo de entre 15 años teniendo en cuento que la serie se relanzó en 2005 y estamos en 2025. Por suerte algunos nos han adelantado un poco el trabajo. Cierto, ya se ha creado 4 spin offs, y seria preciso crear otros 7 pensando en incluir en ellos a lo mejor a varios de los personajes centrales de la serie principal. El plan es que se pongan a funcinar todos los spin offs tras el próximo nuevo cambio de protagonista de la serie principal. 

- Lo ideal es darle una salida a la desaparición de la serie principal que el protagonista muera de forma épica o algo parecdo...

- Edward ya dijo que no se podía hacer morir. Eso lo convertiría en un personaje mítico, pasaría como en España con "Chanquete". Todo el mundo recuerda la muerte de Chanquete. La muerte de este personaje crearía un efecto mucho mayor a nivel mundial y eso no es conveniente para el plan. La idea de Edward es que un accidente en la serie principal haga que simplemente desaparezca sin dejar ningún rastro. Eso hará que los personajes que lo acompañan se dispersen en su busca y es ahí donde entran en juego los spin offs, habrá nuevos enemigos y viejos conocidos para que al final por vejez o en acción todos los perosnajes vayan muriendo, y tras ellos sus hijos y posibles nietos. Lo que irá haciendo que cada spin off finalice sin alcanzar su objetivo: encontrar al personaje principal desaparecido mientras salvan a la tierra o en algún caso la galaxia o universo de diversas amenazas.

- Vale. No es mala idea. Hay que pensar en como cerrar las versiones en novela y comic de todos ellos también. La linea seria la misma. Después dejarían de reponerse a librerías, y los que saliesen a la venta en librerías de segunda mano, subastas y similares adquirirlos y hacer que desaparezcan. En cuanto a Internet, creo que con denunciar todas las webs, blogs, etcétera por vulnerar el copyright de la serie o comprar también la eliminación de ese contenido ya estaría. Con los juegos habría ue hacer también algo similar.

- Si, así iría bien. A partir de mañana nos iremos reuniendo para ir poniendo fechas para cada cosa. Empezando por la fecha de finalización de la serie principal, y después como cerrar paulatinamente cada spin off sin que a la audiencia le parezca todo abrupto sino como algo natural. 

Guardaron todos los documentos en un cajón bajo llave y salieron por la puerta.

Habían guardado todos los documentos en el cajón. No, no había sido así. Dos de ellos, el esquema de organización de la organiación de serie principal, spin offs y novelizaciones (incluyendo cómics) había quedado sobre un sillón colocado junto a otro papel donde se explicaba lo básico para que toda la gente en el planeta poco a poco olvidase para siempre la serie y a ese personaje central.

Bryan McCormac, descendiente de uno de los arquetectos que hizo la Broadcasting House sintió un pinchazo de curiosidad cuando volvió a casa y recordó ver entrar en aquel despacho a los dos hombres. Eso se volvió inquietud. Y, al final, no pudo aguantar en la cama ni dormir. Asi que se levantó se puso un chandal y recordó una entrada al edificio que sólo en su familia conocían. Entraría por allí al edificio.

Eran las tres de la mañana cuando llegó a Park Square. Allí en un lugar había una caseta junto a A501 y en ella oculto había un acceso que llevara a un recorrido por el subsuelo de Londres que iba hasta The Langham y que tenía otras dos salidas en la Broadcasting House (la parte secreta de la obra que hizo allí su antecesor) y en la iglesia anglícana de All Souls. Bryan entró en el túnel y camino por el con tranquilidad. Seguía creciendo su inquietud momento tras momento. 

Después de un recorrido de quince mínutos llego a Broadcasting House y atento a no ser visto por los guardías ni salir en as cámaras atravesó el umbral. Llegó a la puerta de aquel despacho al que nadie jamás entraba. Se puso unos guantes para no dejar huellas ni ADN y entró. No vió nada fuera de lo normal. Hasta que se giró y vio los papeles en el sillón. Los miró. Los leyó. Pensó en llevarselos. Pero no lo hizo. Los cogió fue hasta su propio despacho y los fotocopio. Después devolvio los originales al sillón donde estaban.

Después salió otra vez por el pasaje secreto, pero optó por salir por la iglesia y volver a su casa por otro recorrido. Un recorrido más largo. Entró a la tienda de REISS y se compró ropa nueva. Unos chinos caquim con camiseta, sudadera y deportivas a juego. Se cambio de ropa después de pagar en el probador y se llevo la ropa que tenía puesta en la bolsa de compra. Al ombro llevaba también una mochila de neopreno gris donde llevaba guardadas las copias de los papeles y también su cartera. No había llevado el teléfono. Era algo que se le había olvidado y fue una gran idea.

Después llegó a casa. Se sentó en el sofá y se quedó dormido.

Eran las cinco de la mañana y dos hombres llegaron corriendo a la entrada. Eran Val y Richard. Una alarma había saltado en la Broadcasting House, una alarma que saltaba cada vez que alguién entraba había saltado no una sino dos veces. Ninguno de los cuatro había entrado a esas horas allí. Val recordo los documentos. De golpe recordó algo que sabía que no le gustaría que Richard supiese, ¡y mucho menos Edward!, pues podía costarle toda su carrera e incluso su fortuna. Se dió cuenta de los papeles que habían quedado en el sillón. 

Junto a Richard y los guardías entró en las dependencias. Llegaron al despacho. Entraron y Val aprovecho en un desucido rápido para coger los documentos olvidados fuera del cajón. Miraron y el cajón parecía inteacto y que toda la documentación estaba allí. Sin embargo, Richard solicitó mirar las cintas de seguridad.

Fueron y no vieron inicialmente nada, salvo de golpe, una luz en uno de los despachos que se encendía y apagaba varias veces. Cuando miraron con deteniemiento vieron después pasar una sombre negra e irreconocible, una silueta de un hombre o mujer. Entonces se llamó a la policia. 

¡Alguien había estado visitando de forma ilegal la Broadcasting House! Y Richard quería saber todo lo posible antes de informar a Edward. 

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