lunes, 7 de abril de 2014

"EL ENTERRADOR" por Miguel A. Mateos Carreira


"… se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria."

No sabía la verdad, al pensar que el mito de "El Enterrador" se ceñía al luchador de la WWE. Me equivoqué  al creer que este serán otro encierro más, otra investigación más.

Cuando comenzamos el viaje a España la sombra de dos oscuras nubes parecía ennegrecer las sombras del día. Después de leer el e-mail que llegó desde aquella localidad de Galicia nos preguntábamos como afrontar este encierro.

Creíamos en fantasmas. Creíamos en el terror que pueden producir, en lo que podían hacernos sentir. No sabíamos si creer en el terror en estado puro. Ahora si creo y temo que mis compañeros también.

(SIGUE DEBAJO...)

Preparamos cuando llegamos el encierro, tal y como hemos hecho otras veces.

Nada nuevo, nada raro.

Excepto lo que contaban algunas personas en bajos susurros  casi inaudibles en nuestros micrófonos como queriendo guardar un secreto.

Sólo un joven fue claro con nosotros. Había investigado sobre un ser similar y el relato más antiguo sobre este decía que procedía de Siria, de Tell Kalakh.

(SIGUE DEBAJO…)

Era una investigación rigurosa. Tanto que uno de mis compañeros dijo:

- No deberíamos haber venido. Bien sabes que lo paranormal encierra peligros…

No hice caso. Seguimos adelante. Había tres lugares donde ese extraño ser, ente o fantasma aparecía. El cementerio, una casa en ruinas al noroeste de la población y un antiguo asentamiento prerromano.

¿Por qué esos tres lugares? No tenía sentido.

El joven nos guió a los tres sitios. Entramos en acción haciendo unas grabaciones previas, pero parecía como si una sensación de calor se impusiese a cualquier otra.

(SIGUE DEBAJO…)

En unos croquis se marcaron donde se pondrían las cámaras en el cementerio, el antiguo asentamiento y la casa en ruinas.

Iniciaríamos el encierro en el cementerio y terminaríamos en el antiguo asentamiento. Tres eran los lugares  y tres nosotros, pero por alguna razón preferíamos estar juntos. Sólo el joven de la población junto a una amiga suya que sabía de imagen y sonido se colocaron en la zona base controlando las cámaras estáticas.

(SIGUE DEBAJO…)

Hacía años que deseaba conseguir una imagen clara de un fantasma. No sabía que en este encierro obtendría lo que buscaba.

Llego la noche. Entramos en la primera parte del encierro: en el cementerio.

La luna brillaba, los gatos de la población parecía que se habían puesto de acuerdo en llegar en ese momento.

Sucedió entonces lo extraño. Como una comitiva los gatos se acercaron a una de las lápidas. Un gato gris atigrado se colocó en el centro, un rayo de luna cayó sobre él y soltó una maullido. Parecía un llanto y los otros gatos lo imitaron.

Una sombra apareció en la cámara térmica. Algo parecido a un hombre con un sombrero y una pala. Luces rodearon la tumba quedando el hecho registrado en las cámaras X.

Sentimos que un temor se apoderaba de nosotros. Tratamos de obtener alguna psicología. Sólo unos gruñidos extraños aparecían.

En ese mismo instante nos informaron por el walkie que había aparecido un extraño hombre en la casa. La descripción recordaba a los enterradores del Viejo Oeste.

Cuando llegamos a la casa y tratamos de localizar alguna muestra de actividad paranormal no conseguimos nada.

Lo más extraño era el silencio. Parecía que habíamos entrado en una tumba. Eso no nos gusto. Mantuvimos el tipo pero al final cortamos el encierro en la casa.

Fue en el antiguo asentamiento pre-romano, en el castro, donde todo se precipitó. Comenzamos a tener registros muy altos en el mel meter, psicologías surgían por doquier. Había mucha energía. Entonces la vimos. Parecía una chica sentada en el centro del castro. Está sentada, agarrándose las rodillas, meciéndose.

La enfocamos con la cámara. E ese momento vimos sus rostro. Era pura oscuridad salvo su boca. Una boca en la que se veían unos dientes de demonio temibles. Ibamos a huir cuando en la entrada del castro apareció él: "El Enterrador", atacó al demonio que parecía una chica.

Estalló una luz. Huimos, Las cámaras se apagaron. La imagen quedo registrada. Hasta el día siguiente no volvimos a por las cámaras.

Agradecimos a los dos jóvenes de la población su ayuda y volvimos a casa. No volveríamos a investigar. Lo visto en aquel lugar nos llegó de sobras.

(FIN)