(Algunos de los nombres de este relato son reales y otros son pura ficción. Aunque los sucesos podrían estar basados en hechos reales nunca han sucedido en el lugar que se cuenta en este relato y, por tanto, son todos ficción a pesar de haberles dado un toque de realidad.)
La Biblioteca de Aldershot era el lugar al que prefería ir. Se podría decir que era su centro de operaciones. La biblioteca tenía dos salas y cuatro accesos, dos accesos por ascensor y dos por puertas. En la Sala Uno estaban los accesos principales, si se podían llamar así, eran los accesos que controlaba Richard Watson, el trabajador más antiguo de la biblioteca. Sin embargo, en la Sala Dos había otros dos accesos, aunque de ellos sólo la puerta funcionaba como tal.
Era allí donde él, Adan Holmes hijo de Sherlock Holmes (no el personaje de Doyle sino una persona real a la que le pusieron ese nombre en honor al personaje), iba a diario para estudiar, trabajar, y un largo etcétera de actividades que se podían hacer en una biblioteca.
Ese día estaba sólo. El sonido de unos pasos sonaba por la vacía biblioteca. Pasos que unas veces se acercaban y otras se alejaban. Sin embargo, a nadie se veía por sus pasillos.
Caminaba por el pasillo con dos libros en la mano: uno sobre la Teoría de la Relatividad, y otro sobre el Big Bang. Entonces vio una sombra escurriéndose por uno de los laterales. Sin dudarlo la siguió, pero no encontró a nadie.
Se sentó en su mesa habitual cerca de la ventana de la derecha en la Sala Dos, desde dónde podía ver a la gente que entraba allí a pesar de que una estantería molestaba su visión directa de la puerta. Hacía unos instantes había entrado Paula y se había puesto a trabajar con su ordenador en la mesa más próxima a la salida de la sala. Por otro lado, justo detrás de ella había otro joven también estudiando en otra de las mesas. Cerca de Adan estaba Josh Breeding mirando algunos libros de filosofía o quizá de religión o esoterismo, pues estaban todos en la misma área de la biblioteca. Eso era algo que Linda seguía sin entender del todo a pesar de que se lo explicaban continuamente.
Entonces entró Lorraine Monastery, como siempre, con sus apuntes. Adan sospechaba que se dedicaba a algo más que estudiar allí. ¿La razón? Sencilla. Había observado que se acercaban a ella algunos jóvenes en concreto dos: un joven desconocido y otro cuyo nombre era Vergil Clouds. Adan por experiencia sabía que allí pasaba algo no habitual, desde pequeño le habían adiestrado en observar los más pequeños detalles y, por eso, sabía que allí sucedía algo más. De hecho, no era nada habitual que estando estudiando y llegaba cualquiera de esos jóvenes. Después de intercambiar unas palabras saliesen un instante a las escaleras. Al menos, eso suponía Adan, pues nunca los siguió.
El joven desconocido había estado allí aparentemente estudiando. Adan creía que esperaba a Lorraine. Estaba seguro de ello, pero ella tardó en aparecer. Eran las 11:20 de la mañana.
Adan encendió su ordenador Apple y se puso a trabajar uno instantes. Estaba observando. Creía que lo que allí hacían era una tapadera de algo más importante. Si estaba seguro. No creía que lo que hiciesen fuese pasarse los exámenes a escondidas. Janet Sheen le había dejado constancia de ello al constatar que no se solían pasar papeles. Sin embargo, si parecían pasarse listas de libros y hablar de partidos de fútbol. Adan llego a la conclusión de que o estaban haciendo apuestas sobre los partidos o había drogas por el medio, pero antes de hablar con Linda tenía que asegurarse. No quería cometer un error, pues aunque las dos cosas eran un delito no estaban penadas de la misma forma.
El siguiente en entrar fue Vergil Clouds que se sentó en la mesa que tenía los periódicos. Mientras Josh que había salido fue a la parte trasera de las baldas en las que estaban las novelas. Era una actitud atípica, sospechosa, no habitual y que parecía estar esperando algo, pero ¿qué?
Lorraine se marchó rápidamente y Vergil lo mismo. El otro joven permaneció allí. Adan seguía observando. Observar era algo inculcado profundamente en su forma de ser, algo unido a su apellido Holmes. Era algo de lo que no podía deshacerse.
Josh cogió un libro de esoterismo. Eso a Adan no le gustó mucho le hizo sentir un escalofrío. miró por la ventana y observo los dos árboles de la entrada al edificio. Se fijó en la gente que pasaba, no vio nada fuera de lo normal salvo a dos hombres vestidos con un traje negro. "De una funeraria o quizá testigos de Jehová", pensó en un principio. Esa seguridad la perdió cuando desaparecieron de su campo de visión tapados por unas ramas.
De pronto escuchó un sonido que procedía de Station Road, parecían sirenas.
Supo en ese instante que era lo que debía de hacer. Tenía que descubrir a lo Sherlock Holmes que era lo que se traían entre manos esos jóvenes sin levantar sospechas. Y, al mirar a Josh se le ocurrió una idea. Por que no crear una cuenta en Facebook en la que se hiciese pasar por vidente para aproximarse luego a esos jóvenes y averiguar que hacían. El truco era conseguir que cometiesen un error, por pequeño que este fuese, que le diese la pista que Adan necesitaba.
Ese día Adan decidió actuar. No iría con su familia a Londres, tenía un plan y quería llevarlo a cabo. Adan ya tenía todo preparado. Días atrás mientras estaba en casa había comenzado a actuar. Fue la primera vez en su vida que lo hacía sin ser de forma ficticia pero sabía que era ahora o nunca.
Disfrazado siguió a Lorraine durante el fin de semana. Descubrió que todos los sábados en el mismo lugar de Aldershot, en frente a The Queen Hotel, la recogía un coche negro, con los vidrios polarizados, oscurecidos, para que no se pudiese ver quién iba en su interior.
Por eso mientras ahora la observaba trataba de evaluar esa nueva información. Cansado se levantó recogió sus cosas y decidió ir a Marks y Spencers, el paseo le serviría para pensar un poco.
Salió la biblioteca y camino hacía Sparkhall House siguió por Kingscare y cuando llegó hasta la joyería Hibbert ya había casi decidido que fuese otra persona la que desentrañase ese misterio, ese secreto. Adan nunca llegó a tomar la decisión definitiva pues cuando caminaba por Trafalgar Inn. un coche lo atropelló, y aunque no murió no ha podido seguir adelante con la investigación.
El misterio sigue abierto, pues los protagonistas salvo Adan siguen actuando en la biblioteca, pero ¿descubrirá alguien que secreto guardan?