martes, 30 de agosto de 2011

EL HOMBRE DE LOS ROSTROS. Primera Parte ( Dedicado a Sydney Newman, C.E. Webber, y Donald Wilson.)

Era la hora punta, cuando la gente se levantaba para ir a sus trabajos, a sus estudios. Cuando comenzaba el día. La gente entraba y salía de sus casas, de las oficinas, de las habitaciones. Era un nuevo día para toda aquella gente.

Sin embargo, toda la gente se había encadenado a esa forma de vida. Una de esas personas era Vanessa.

Vanessa caminaba por una de las calles de la zona vieja de Santiago de Compostela. Iba a sus clases a la Universidad. Mientras caminaba el móvil le sonó. Era su hermana Teresa.

- ¡Vaya! ¿Qué novedad que me llames tan pronto?
- Esta noche salí con unas amigas. Fue una noche épica. Llena de cosas muy interesantes y misteriosas.
- ¿Cómo qué cosas?
- Muchas cosas. Entre todas ellas un hombre muy extraño.
- Bueno, eso no es nada nuevo. Siempre conoces hombres o mujeres extraños. No es nada nuevo.
- Espero poder presentártelo... Si lo encuentro...

Teresa colgó con esas palabras dejando a Vanessa perpleja y preocupada. Practicamente no miraba por donde caminaba de lo ensimismada que iba. Entonces un hombre se frenó ante ella. Le enseñó algo que tenía en la mano. Y le dijo:

- ¿Qué te parece?

Vanessa no respondió sorprendida.

- ¿Ves lo que tengo en la mano?- dijo el extraño hombre.

Vanessa movió la cabeza negando. Entonces él se dio la vuelta y se alejó corriendo por donde había llegado.

Vanessa no le dio importancia y se fue a sus clases a la Universidad. Estudiaba psicología.

Cuando llegaba a la puerta un motorista pasó a toda pastilla y casi la atropella.

- ¡Conduce con cuidado! ¡Animal!

Él motorista se paró. Dio la vuelta y aparcando la moto se aproximó a Vanessa. Era Luis, uno de sus compañeros de clase.

- Perdona, pero quería coger el sitio para la moto antes que llegase algún listillo.
- Tienes que andar con más cuidado o matarás a alguien un día de estos- fue la respuesta de Vanessa.

La mañana fue pasando entre clases teóricas y otras prácticas. Hasta la última hora. En ella tenían que atender cada uno de ellos a un supuesto paciente. A Vanessa le tocó un hombre que decía padecer amnesia.

Vanessa caminó hasta la consulta de prácticas. Abrió la puerta. Allí estaba el hombre que había visto esa mañana. Era su paciente de practicas. Leyó el historial médico. Supuso que sería una actor que usaban para ponerles a prueba. Se equivocaba.

- Buenos días - dijo Vanessa-, dice en el informe que usted ingresó ayer con amnesia.
- Si, no soy capaz de recordar nada de mi salvo mi nombre. Y este rostro no es mi rostro. De eso estoy seguro.

Vanessa anotó en su libreta, "Posibles delirios".

- Y, su nombre es...
- Juan Suarez.
- Y como era antes su rostro.
- Tenía el pelo corto, empezaba a estar calvo, mi nariz era más ancha y mis ojos eran más expresivos.
- Y, ¿por qué cree que ese era su rostro y no el que tiene ahora?
- Es el rostro que tengo en mi mente, nada más.

Vanessa volvió a escribir algo. Luego, le preguntó como fue que perdió la memoria.

- Lo único que sé es que estaba paseando no muy lejos de aquí. Tenía que hacer algo pero no recuerdo qué era. Si sé que esto ya me ha sucedido antes.

Vanessa escribió, "Delirio recurrente sobre perdida de memoria y cambio de rostro".

- Bueno, le recomiendo reposar unos días. Relajarse y descansar le vendrá bien. Posiblemente haya recibido algún golpe, o por estress. Le sentará muy bien.

De golpe se escuchan gritos. Algo está sucediendo. Vanessa abre con precaución la puerta y mira al exterior.

- ¿Qué demonios está pasando?

Al mirar ve lo que parece un hombre vestido de extraña forma. Al fijarse ve que en realidad es una especia de reptil. Cierra la puerta asustada.

-¿Qué ha visto?- pregunta su paciente.
- Algo muy extraño. Un reptil que camina como una persona y va vestido de una extraña forma. Esto ya es demasiado. ¡Primero me encuentro con usted esta mañana cuando venía hacía aquí y ahora esto!
- Es imposible que me viera usted a mí. Llevo en el hospital desde ayer. Y hoy me trajeron a esta consulta. Me deja ver que es lo que ha visto.

El hombre se acerca lentamente a la puerta. La abre un poco y mira al exterior.

- ¡Vaya! ¡Problemas! Hizo una buena descripción. Una descripción brillante. ¿Cómo se llama?
- Vanessa.
- De momento seré para usted el Sr. Suarez. Si salimos de esta ya le diré mi nombre. Ese ser que ha visto es un Sitha. Actúan como controladores de la historia, y en algunos casos como policías del tiempo. Buscan seres especiales. Pero, ¿qué buscarán aquí? A mi no puede ser.
- ¿Cómo conoce a esos seres?
- Podría decirse que viajo mucho y que he visto muchas cosas. Lo primero debemos ir a un lugar más seguro que está habitación.

Vanessa piensa un instante. En el piso superior están los archivos, allí no entra nunca nadie. Es un sitio dónde nadie los buscaría.

- En los archivos- dice Vanessa.
- Bien, pero antes necesitaremos algo de comida. Daremos un pequeño rodeo.

El desconocido Juan saca un extraño aparato, abre la puerta lateral y salen por ella. Bajan por las escaleras y entran en la cocina.

- Un poco de comida nos vendrá muy bien - dice él.
- Entonces, vayamos al archivo.

Continuará...