Muchos han escrito acerca de los habitantes de la oscuridad y los demonios. Los seres infernales y los horrores de los abismos que muchos mantienen en el imaginario son conservados y resucitados con el fin de recordarnos que no sólo hay inmortales luminosos sino también sombras inmortales nacidas del terror y el misterio de los soñadores de todos los tiempos. Muchos han hablado de ellos pero ninguno ha osado detallar la naturaleza física de esos seres.
Y, aquello que lo han intentado o averiguado, han guardado un absoluto silencio. El silencio de los sabios, de los muertos o el silencio de los locos han mantenido después de curar su agotamiento por el horror vivido en su misterioso viaje.
Yo también inicié ese estudio, sobreviví a la locura, pero desde entonces mis noches son una lucha constante por cerrar la puerta que entonces abrí.
Cuando comencé la investigación, ni yo ni mi equipo pensamos en las consecuencias. El futuro era algo tan lejano como el pasado; investigar, bien mediante la ciencia o usando la magia, era todo lo que deseaba. Vivía inmerso en un delirio, en una caída hacia la más profunda oscuridad. Eso yo no lo sabía. Al final abría los ojos. Fue entonces cuando el miedo lentamente se impuso sobre mi conciencia. Era un temor desconocido mayor a ninguno antes imaginado. Era algo más espantoso.
Vi llegar nubes negras desde el lejano horizonte. El mar se oscureció como el resto de las aguas. La tierra se tornó de un color rojo sangre. Era como si un poderoso ente hubiese cambiado el mundo que me rodeaba.
Comencé a investigar ese mundo antinatural abierto a mis ojos. Entonces descubrí la demoníaca entidad, temible, opresiva, estremecedora. No podría describirla, y siento el deseo de olvidarla. La razón es que sé que muchos no admitirían que un ser como él camine entre nosotros.
Es un ser invencible, o lo parece. La locura se apodera de quienes lo han enfrentado. Una locura que siempre ha insinuado el terror de quién lo ha visto. Salvo por azar en mi caso. A mi me salvó ocultarme en aquellas ruinas olvidadas cuyas criptas descendían a abismos innombrables que prefería no investigar. Eran los restos de una época impía, y por eso ese demonio estaba libre allí.
Su horroroso aspecto a mis ojos, lo convertía en un alto y apuesto joven para las doncellas y las mujeres. Las conquistaba, poseía, y esperaba dejar encinta. El secreto el ser lo guardaba en antiguos textos grabados en su hogar. Así cuando aquel demonio se hallaba desprevenido los copié en una libreta de tapas de cuero. Y, huí.
As solas encontré el camino de retorno. Mi propósito de informas sobre aquel ser era firme. Pero mientras salía de aquel horrible lugar, observé la vagas formas de los descendientes de aquel ser con sus víctimas. Se agitaban como seres vivos, espiándome, siguiéndome, informando al tentador demonio que es su progenitor. Creo que su espíritu me había susurrado los consejos para llevar a cabo mi investigación, arrastrándome engañado a una traidora acción.
Volví a mi hogar, mi equipo ya no existía. Me debatí en vano contra la pena de tal perdida, tratando de mantener la calma. Estudié las extrañas palabras de los símbolos del hogar de aquel demonio. La cabeza me pesaba, descubrí la verdad, entre sueños, al recordar las antiguas tradiciones sobre demonios y las palabras allí escritas.
Las tradiciones dicen que ese demonio se alimenta de la energía vital de las mujeres que deja encinta salvo que nunca llegan a dar a luz, que se convierten ellas en sus descendientes y como él se alimentan de la energía vital de otros seres humanos.
Mientras transcribo este secreto descubierto, frenético por salvar mi propia vida veo el peligro que crece a cada instante, malignas y monstruosas, me acechan las emisarias de ese demonio, como si un siniestro destino me acosase odioso cuando se alza en los cielos la oscura bóveda de la noche. El secreto de este demonio debe transmitirse hasta que alguien sepa como acabar con él.
Él las ha hecho inmortales, reinas oscuras que acosan a los soñadores y soñadoras, les muestran una falsa y exótica belleza para ocultar su naturaleza. Son fantasmas demoniacos, entes sobrenaturales del placer que se alojan en las mentes de sus víctimas. La hacen adictas al placer, les roban su energía para como su creador formar su nuevo cuerpo.
Mis sufrimientos van a cesar. Antes voy a ocultarme con el texto, me emparedaré para que no me alcancen. ya tengo todo listo. Voy a entrar en lo que será mi tumba.
Cuando termine de tapiar el hueco, todo quedará a oscuras; y, moriré asfixiado. El peso de vencer a ese demonio recaerá sobre otro. Espero que lo que he escrito le sirva de algo. Pronto me veré libre, lejos de los deseos de ese ser siniestro, lejos de la persecución de sus descendientes, sombras del placer en las pesadillas. Mi cuerpo sólo exhala débiles sonidos, la vida ya se me escapa. Me inclino al flaquear mis fuerzas. Rezó una oración a Dios mientras escucho al demonio al otro lado de la pared que he levantado.
Grita mi nombre. Me busca por la habitación. Descubre la pared tapiada pero para entonces mi alma ya ha partido. No siente vida. Grita una maldición y se pierde en la oscuridad de la noche, vencido por la muerte de su rival, y seguido por su prole.
Y, aquello que lo han intentado o averiguado, han guardado un absoluto silencio. El silencio de los sabios, de los muertos o el silencio de los locos han mantenido después de curar su agotamiento por el horror vivido en su misterioso viaje.
Yo también inicié ese estudio, sobreviví a la locura, pero desde entonces mis noches son una lucha constante por cerrar la puerta que entonces abrí.
Cuando comencé la investigación, ni yo ni mi equipo pensamos en las consecuencias. El futuro era algo tan lejano como el pasado; investigar, bien mediante la ciencia o usando la magia, era todo lo que deseaba. Vivía inmerso en un delirio, en una caída hacia la más profunda oscuridad. Eso yo no lo sabía. Al final abría los ojos. Fue entonces cuando el miedo lentamente se impuso sobre mi conciencia. Era un temor desconocido mayor a ninguno antes imaginado. Era algo más espantoso.
Vi llegar nubes negras desde el lejano horizonte. El mar se oscureció como el resto de las aguas. La tierra se tornó de un color rojo sangre. Era como si un poderoso ente hubiese cambiado el mundo que me rodeaba.
Comencé a investigar ese mundo antinatural abierto a mis ojos. Entonces descubrí la demoníaca entidad, temible, opresiva, estremecedora. No podría describirla, y siento el deseo de olvidarla. La razón es que sé que muchos no admitirían que un ser como él camine entre nosotros.
Es un ser invencible, o lo parece. La locura se apodera de quienes lo han enfrentado. Una locura que siempre ha insinuado el terror de quién lo ha visto. Salvo por azar en mi caso. A mi me salvó ocultarme en aquellas ruinas olvidadas cuyas criptas descendían a abismos innombrables que prefería no investigar. Eran los restos de una época impía, y por eso ese demonio estaba libre allí.
Su horroroso aspecto a mis ojos, lo convertía en un alto y apuesto joven para las doncellas y las mujeres. Las conquistaba, poseía, y esperaba dejar encinta. El secreto el ser lo guardaba en antiguos textos grabados en su hogar. Así cuando aquel demonio se hallaba desprevenido los copié en una libreta de tapas de cuero. Y, huí.
As solas encontré el camino de retorno. Mi propósito de informas sobre aquel ser era firme. Pero mientras salía de aquel horrible lugar, observé la vagas formas de los descendientes de aquel ser con sus víctimas. Se agitaban como seres vivos, espiándome, siguiéndome, informando al tentador demonio que es su progenitor. Creo que su espíritu me había susurrado los consejos para llevar a cabo mi investigación, arrastrándome engañado a una traidora acción.
Volví a mi hogar, mi equipo ya no existía. Me debatí en vano contra la pena de tal perdida, tratando de mantener la calma. Estudié las extrañas palabras de los símbolos del hogar de aquel demonio. La cabeza me pesaba, descubrí la verdad, entre sueños, al recordar las antiguas tradiciones sobre demonios y las palabras allí escritas.
Las tradiciones dicen que ese demonio se alimenta de la energía vital de las mujeres que deja encinta salvo que nunca llegan a dar a luz, que se convierten ellas en sus descendientes y como él se alimentan de la energía vital de otros seres humanos.
Mientras transcribo este secreto descubierto, frenético por salvar mi propia vida veo el peligro que crece a cada instante, malignas y monstruosas, me acechan las emisarias de ese demonio, como si un siniestro destino me acosase odioso cuando se alza en los cielos la oscura bóveda de la noche. El secreto de este demonio debe transmitirse hasta que alguien sepa como acabar con él.
Él las ha hecho inmortales, reinas oscuras que acosan a los soñadores y soñadoras, les muestran una falsa y exótica belleza para ocultar su naturaleza. Son fantasmas demoniacos, entes sobrenaturales del placer que se alojan en las mentes de sus víctimas. La hacen adictas al placer, les roban su energía para como su creador formar su nuevo cuerpo.
Mis sufrimientos van a cesar. Antes voy a ocultarme con el texto, me emparedaré para que no me alcancen. ya tengo todo listo. Voy a entrar en lo que será mi tumba.
Cuando termine de tapiar el hueco, todo quedará a oscuras; y, moriré asfixiado. El peso de vencer a ese demonio recaerá sobre otro. Espero que lo que he escrito le sirva de algo. Pronto me veré libre, lejos de los deseos de ese ser siniestro, lejos de la persecución de sus descendientes, sombras del placer en las pesadillas. Mi cuerpo sólo exhala débiles sonidos, la vida ya se me escapa. Me inclino al flaquear mis fuerzas. Rezó una oración a Dios mientras escucho al demonio al otro lado de la pared que he levantado.
Grita mi nombre. Me busca por la habitación. Descubre la pared tapiada pero para entonces mi alma ya ha partido. No siente vida. Grita una maldición y se pierde en la oscuridad de la noche, vencido por la muerte de su rival, y seguido por su prole.
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